Slow West

Mac­lean quería hacer una película diferente, quería contar una historia sobre la desesperanza del ser humano, y el western con­taba con todos los elementos para poder hacerlo

El western no ha muerto (Slow West, 2015)

Slow West: Western 2.0

En un contexto audiovisual divergente donde los productos multigénero, las hibri­da­ciones y las búsquedas estéticas trascienden la formalidad clásica y postclási­ca, el estreno de un western contemporáneo e intimista como Slow West supone la aproximación a un tipo de sofisticación narrativa que, basándose en los códigos del pro­pio género, los trasciende, permitiéndole destacar entre las producciones cinematográficas estrenadas en los últimos años.

Ganadora del Gran Premio del Jurado en Sundance en la edición de 2015, Slow West es la opera prima del director y músico John Maclean. Definida por algunos críticos co­mo una pop song, como una obra psychedelic y por su distribuidora como un western clá­sico y a la vez moderno, a medio camino entre el cine de Wes Anderson, Tarantino y los hermanos Coen, Slow West construye un drama con carácter propio y con un me­ca­nis­mo perfectamente de­finido.

Slow West se inspira en la pulsión narrativa de los clásicos del género como Pasión de los fuertes (My Darling Clementine, John Ford, 1946), Grupo salvaje (Wild Bunch, Sam Peckinpah, 1969), Solo ante el peligro (High Noon, Fred Zinnemann, 1952), así co­mo de las diferentes revisitaciones posteriores como Sin perdón (Unforgiven, Clint East­wood, 1992), No es país para viejos (No Country for Old Men, Ethan Coen, Joel Coen, 2007), Valor de ley (True Grit, Ethan Coen, Joel Coen, 2010) o del spaguetti western Djan­go desencadenado (Django Unchained, Quentin Tarantino, 2012).


Pero al mismo tiem­po que los tiene en cuenta y, en ocasiones, los homenajea, también es capaz de ale­jarse de su concepto para ofrecer un original relato de autor, una historia emotiva y naif en un luminoso pero trágico Far West. Con la estructura dramática de un cuento, Slow West plantea una reflexión sobre el colonialismo y la construcción de la nación nor­teamericana a partir de una historia marcada por el paradigma del amor romántico.

El amor y la desesperanza

Slow West narra las aventuras y desventuras de un forastero en el lejano Oeste, de un joven aristócrata escocés de dieciséis años, que llega a Colorado con su té y sus buenos modales en busca de su gran y único amor: Rose Ross. En su recorrido a caballo, a pa­so lento por tierras norteamericanas, su posicionamiento ante la historia del país es la de un observante, la de un hombre que intuye la esperanza del sueño americano mien­tras sufre la ausencia del mundo civilizado.

Para contar la historia de Jay Cavendish, el director Maclean -de origen escocés, co­mo su protagonista- se inspiró en un viaje que había realizado años antes por Estados Uni­­dos con su banda de música The Beta Band. Durante una gira que le llevó a recorrer di­­fe­rentes estados, se encontró con un gran número de norteamericanos que tenían abue­­los o familiares lejanos llegados de Escocia e Irlanda. De esta manera, Maclean to­mó concien­cia de unas vidas entrelazadas y comenzó a idear Slow West desde la poética de un pasado común y eligiendo el género norteamericano por excelencia como motor es­­tructural de su drama.

Además, después de haber ganado el Bafta al Mejor Cortometra­je de Ficción en 2012 con Pitch Black Heist (2011) -un relato rodado en B/N que, des­de una narrativa con­temporánea, plantea un juego dramático entre dos personajes-, el di­rec­tor quería que su primera película se alejara de ciertos convencionalismos y temáti­cas adolescentes que es­tán presentes en muchas de las obras de las directoras y los di­rectores de su generación. Mac­lean quería hacer una película diferente, quería contar una historia sobre la desesperanza del ser humano, y el western con­taba con todos los elementos para poder hacerlo. Su ex­periencia y habilidad narrativa co­mo director de videoclips le ayudaron a proyectar un relato cargado de matices sonoros y visuales que, junto a la aparición de nuevos refe­ren­tes como Tarkovsky, Bergman y Kurosawa, convirtieron a Slow West en western de rit­­mos y cadencias basadas en una emoción con­tenida.

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El estudio crítico completo de esta película se encuentra en el libro Cine Pensado 2015, que puedes adquirir en este enlace:

Ficha Técnica

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Reseña
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Laura Pousa es guionista y doctora en Historia del Cine por la Universidad Autónoma de Madrid
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