Smallfoot

Smallfoot: Hombre de las nieves fuera de lugar

· Lo mejor de Smallfoot -y son secuencias muy divertidas- está en el encuentro entre el yeti y el periodista, la impresión que cada uno produce en el otro, los equívocos y la comprensión final.

Los yetis, sí, los yetis, existen y viven en lo alto del Himalaya; son seres enormes, peludos, civilizados y muy simpáticos. ¡Ah!, y creen que el mundo se reduce a su montaña y que no existe nada ni nadie más; de hecho, su líder se encarga de recordárselo. Pero un día Migo, un joven yeti, encuentra a un hombre, un smallfoot, y cuenta su descubrimiento a la tribu. No le creen porque la existencia de los smallfoot va contra lo que cuentan sus tradiciones. Migo, expulsado de su tribu, parte montaña abajo para demostrar que dijo la verdad. En el camino descubrirá a un joven periodista que hace reportajes sobre la naturaleza.

Smallfoot es una película de animación que tiene unas cuantas ideas interesantes, pero que se dispersa, avanza a trompicones y, en definitiva, desaprovecha sus oportunidades: varios números musicales aparecen sin razón de ser y sin continuidad; hay un tema principal, la autoridad, principalmente religiosa, que miente para proteger, parece un rebrote del falso problema entre fe y razón, y está planteado demasiado en serio para un público demasiado joven; se apuntan otros temas interesantes que tampoco son resueltos, la honradez de la prensa, el ecologismo que es una simple pose, y otros que podrían dar mucho de sí; el guion los enumera, los plantea y los olvida al pasar de un tema a otro de manera errática.

Claramente falla la estructura en un guion que ha pasado por no menos de cinco manos. Sin duda lo mejor de la película -y son secuencias muy divertidas- está en el encuentro entre el yeti y el periodista, la impresión que cada uno produce en el otro, los equívocos y la comprensión final.