Snake Eyes

 Snake Eyes: Katana, tiros y palomitas

· Crítica de Snake Eyes | Estreno en cines eo 13 de agosto de 2021.
· La historia está construida a golpe de clichés: pseudo misticismo oriental, elegantes rituales, combates con katana y tiroteos.

El arranque es idéntico al del último Mortal Combat, un niño ve asesinar a su padre. Años más tarde, convertido en luchador. Vive solo y amargado, movido por el único afán de encontrar a quien mató a su padre. Entonces el clan japonés de los Arashikage le ofrece un lugar en el mundo, una familia. Su corazón se parte cuando descubre que para vengar a su padre debe traicionar a los Arashikage.

Tercera entrega de la saga G.I. Joe. El origen cuenta la historia de Snake Eyes, el silencioso ninja Joe. La historia está construida a golpe de clichés: pseudo misticismo oriental, elegantes rituales, combates con katana y tiroteos. Un perfecto cocktail palomitero al que se le pueden reprochar dos cosas. La primera que se trata de una historia excesivamente seria; las dos primeras entregas eran descaradamente infantiles, llenas de buenas intenciones y humor hasta la caricatura. Esta, al contrario, es completamente seria, lo que no sería malo si el guión integrara bien todos los elementos de la historia, la malvada organización Cobra, los G.I. Joe, el clan Arashikage y sus enemigos, el propio Snake Eyes. Pero cada secuencia parece rodada por su cuenta, sin tener nada que ver con el resto, mezclando frases honorables con acciones que no los son. La segunda es que se trata de la historia de Snake Eyes que, a la postre, no nos han contado.

Pilota esta entrega Robert Schwentke (El Capitán, RED, R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal), director de origen alemán, hábil para las escenas de acción. En esta ocasión -probablemente por falta de guion- no ha sacado partido de un reparto solvente, ni de unos decorados sugerentes.