Snowpiercer (Rompenieves): Otro arca de Noé
Año 2031. Esta vez los hombres han logrado destruir el planeta: al intentar frenar el calentamiento global, lo convirtieron en un enorme cubo de hielo. Solo han sobrevivido los pasajeros de un tren especial, el Rompenieves, construido por el excéntrico millonario Wilford antes de la catástrofe. El tren lleva diecisiete años dando vueltas a la Tierra. Si se detuviera todos morirían. El tren, imagen del desaparecido mundo, mantiene un rígido sistema de clases: en los primeros compartimentos los ricos; en la cola, los pobres. La película comienza cuando los colistas, hartos, se disponen a comenzar una rebelión bajo el mando de un Curtis -uno de ellos-, y cuentan con la ayuda de Namgoong Min-su, experto en seguridad, que puede abrir las puertas de los diversos vagones, en su camino hacia el primero, Wilford.
Rompenieves es la primera realización del coreano Joon-ho Bong (The Host, Memories of Murder) fuera de su país; el guión se basa en una novela gráfica francesa que edita Casterman, aunque tengo para mí que Jacque Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette habían leído La nave, de Tomás Salvador, cuya historia -similar- transcurre en una nave espacial; el guión es del propio director en colaboración con Kelly Masterson (Antes de que el diablo sepa que has muerto) y cuenta con un gran reparto occidental; y no parece que nada de esto haya afectado al director, que mantiene su particular sentido narrativo, su sentido del humor y su director de fotografía.


Rompenieves es algo que no se ve a menudo: una película diferente, original, atractiva, bien hecha y nada superficial. Plantea multitud de cuestiones que no son nada fáciles de responder. La cinta comienza como un simple motín en un extraño tren, y la espantosa realidad se rebela muy poco a poco, como piezas de un rompecabezas que van cobrando su significado al encontrar su lugar; a medida que el paisaje nevado que se ve por las ventanas y la eternidad del viaje calan en el espectador, aunque la injusta situación de los rebeldes gana las simpatías del público, su viaje hacia adelante cobra un significado nuevo. La película no es una simple historia de acción, es mucho más que eso; la acción -incesante- va acompañada de sorprendentes revelaciones detrás de cada puerta; y el espectador puede además apreciar su impacto en los protagonistas. La rebelión, el viaje, todo lo que ha ocurrido y todo lo que falta por suceder plantean múltiples cuestiones al público y a los protagonistas por igual. Y ninguna tiene fácil respuesta.
En el capítulo interpretativo, Chris Evans lleva con garbo una pesada carga de liderazgo y remordimientos. El resto, hasta el último secundario, aporta profundidad a sus personajes. Kyung-Pyo Hong, director de fotografía, es grande, lucha con unos espacios diminutos y crea ambientes diversos para cada compartimento del tren, que son parte de la historia, y no simples decorados; cada uno tiene su intención, cada uno tiene algo de esa lógica distorsionada y gamberra del director de The Host.
Hay un momento, cerca del final, en el que la película roza la locura -el simbolismo de Joon-ho Bong resulta incomprensible-, pero recupera el timón de la nave y logra llegar a puerto -si se permite el juego de palabras-; ese final también es opinable y será considerado optimista o pesimista, bueno, regular o malo por cada espectador.
Ficha Técnica
- Dirección: Joon-ho Bong,
- Guion: Joon-ho Bong, Kelly Masterson,
- Intérpretes: Octavia Spencer, Tilda Swinton, Ed Harris, Jamie Bell, John Hurt, Chris Evans, Song Kang-Ho, Ewen Bremmer, Ah-sung Ko,
- Fotografía: Kyung-Pyo Hong
- Montaje: Steve M. Choe
- Música: Marco Beltrami
- Duración: 126 m.
- Distribuidora: Good Films
- Público adecuado: +16 años (V)
- Estreno en España: 9.5.2014
Corea del Sur (Snowpiercer), 2013.