Sophie Scholl. Los últimos días: Seis días de febrero

Hay, fundamentalmente, dos tipos de películas: aquellas que alcanzan su clímax justo antes del famoso The end, para después olvidarse casi al mismo ritmo que las imágenes se borran de la retina; y están aquellas que, por el contrario, empiezan a crecer en la memoria del espectador, y se hacen grandes, justamente cuando se terminan de ver. Sin duda, la película alemana candidata a los Oscar, Sophie Scholl Los último días, es de estas últimas.

Con una enorme sobriedad formal, el joven realizador alemán Marc Rothemund -38 años, hijo de director de cine, ganador del Oso de Plata al mejor director en Berlín 2005- ha trasladado a la pantalla un suceso histórico: en 1943, dos estudiantes universitarios, los hermanos Hans y Sophie Scholl, de profundas convicciones cristianas, fueron detenidos por la Gestapo mientras repartían octavillas en la universidad. Ambos pertenecían a la Rosa Blanca, un movimiento de resistencia que, sin recurrir a la violencia, luchó por informar a los alemanes sobre las mentiras malignas del régimen nazi. La película se centra en los seis últimos días de la vida de Sophie.

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La vida de una persona íntegra, más si es un héroe y si es real, es siempre un excelente material de partida para construir una buena historia. Rothemund ha sido consciente de que la fuerza de la película estaba en el personaje, y ha dedicado sus esfuerzos a documentar bien lo que cuenta (para ello ha accedido a numerosos testigos de la época y a la transcripción de los interrogatorios), a profundizar en los conflictos de los protagonistas y a seleccionar un buen reparto capaz de plasmar estos intensos conflictos en la pantalla. En definitiva, se ha centrado en lo fundamental, dejando a un lado algunos elementos -tramas secundarias, fragmentación en el montaje, mayor libertad en el tratamiento del tiempo- que quizás se hubieran agradecido durante la proyección, pero que luego se revelan superfluas.

Hay escenas sensacionales, llenas de un profundo contenido, como el último e intenso duelo verbal entre el general Mohr Sophie: frente al valedor de la ley, ella apostará por la conciencia -«la ley cambia, la conciencia no»-; frente al relativismo materialista de Mohr, la joven estudiante defenderá la existencia de un Dios providente y amoroso, con una defensa apasionada de la verdad y del juicio de la historia.

Pese a la dureza del tema, Rothemund encuentra el tono correcto sin caer en el manierismo dramático o sentimental. En este sentido resulta verdaderamente modélico el sobrecogedor final. La joven actriz Julia Jentsch (Berlín, 1978) hace una magistral interpretación, por la que mereció el Oso de Plata de Berlín 2005 y el premio de la Academia Europea a la mejor actriz. Jentsch cincela con extraordinaria convicción un personaje que resulta admirable porque es heroicamente normal. Es conmovedor verla reír, llorar, rezar, sufrir, amar, fumar… y encaminarse a la cita con el verdugo con una entereza que hace recordar la canción de Leonard Cohen en homenaje a Juana de Arco: «And I love your solitude, I love your pride», dijo el fuego al recibir a la doncella.

Libro: La Rosa Blanca. Los estudiantes que se alzaron contra Hitler


Sophie Scholl. Los últimos días (Sophie Scholl: Die letzten Tage)

Alemania, 2005

Ficha Técnica

Martin Langer Hans Funck Reinhold Heil, Jonny Klimek Lolafilms
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Reseña
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Ana Sánchez de la Nieta
Periodista. Editora de Conversaciones con
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