Spider-Man 3: ¿Y si además las terceras partes fueran buenas?

Spider-Man 3 | Cuando uno se enfrenta a la tercera parte de una saga que lleva recaudada más de mil seiscientos millones de dólares en las taquillas de todo el mundo, la pregunta es sencilla: ¿Es buena? Y la respuesta es aún más simple: Sí. Spider-Man 3 es una buena secuela.

Sam Raimi ya había demostrado en las dos entregas anteriores que es un tipo listo. No tenía fácil llevar a la pantalla la historia del héroe más famoso de la Marvel y, sin embargo, Spider-Man convenció a una gran multitud de aficionados al cómic dispuestos a despedazar al primero que se atreviera a traicionar la imagen del hombre-araña (y si alguien piensa que exagero, que se de un garbeo por la red). Después del bombazo en taquilla y el relativo éxito de crítica, Raimi no se durmió en los laureles y mantuvo el tipo en la segunda parte, una notable secuela que contaba el paso a la madurez del super­héroe.

En Spider-Man 3 encontramos un Peter Par­kerSpider asentado como héroe y triunfando en el plano personal. La vida le va muy bien… hasta que empiece a luchar contra nuevos enemigos y, sobre todo, contra sí mismo.

El secreto de Spider-Man es probablemente el conseguido equilibrio entre las espectaculares escenas de acción y la historia del personaje en cuestión. El tiempo que ha pasado entre la segunda y tercera parte ha servido (además de para que nos olvidemos del argumento) para que los efectos visuales sigan revolucionándose y, en ese sentido, algunas escenas de la película, como la transformación del Hombre de arena o la primera pelea entre Spider-Man y Harry Osborn, son sencillamente magistrales.

Además de mimar las escenas de acción y plasmar una estética muy conseguida, a caballo entre el cómic y el videojuego (sabia decisión para no perder a ninguno de los espectadores amantes del cómic y ganar a muchos nuevos aficionados a la play), Raimi ha cuidado el guión -que en parte es suyo y en parte de Alvin Sargent, autor de la segunda entrega- y ha trabado con acierto la trama principal -la relación entre Spider-Man y Ma­ry Jane– con las diferentes subtramas, algunas protagonizadas por nuevos personajes que desarrollan sus propias historias. El resultado es una película ágil, divertida, que entretiene y cuenta cosas.

Como en las dos entregas anteriores, no se ha dejado de lado ni el recurso al sentido del humor ni un claro mensaje positivo, aunque quizás en algunos momentos demasiado obvio.

En cuanto al reparto, Tobey Maguire vuel­ve a demostrar que le sienta bien el personaje, y de hecho cuando no «es» el bueno de Peter Parker sobreactúa… y es quizás la parte más floja de la película, para desgracia de Bryce Dallas Howard -la novia del lado oscuro-, que con un personaje poco desarrollado tiene que aceptar la victoria de una mucho más convincente rival, Kirsten Dunst.

De todas formas, y aunque se encasille en el traje de araña, Maguire no debe temer por su futuro. Ya se habla de Spider-Man 4 y 5. Como siempre la última palabra la tendrá el público, pero tal y como a ratos está la cartelera no parece que vaya a dar la espalda a una oferta tan jugosa.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (Spider-Man 3, 2007)
  • Fotografía: Bill Pope
  • Montaje: Bob Murawski
  • Música: Danny Elfman, Christopher Young
  • Duración: 156 m.
  • Público adecuado: Jóvenes
  • Distribuidora: Sony Pictures
  • Estreno en España: 04.05.2007
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