Sully, un héroe anónimo

· Sully sorprende en primer lugar porque mantiene al espectador pendiente de la pantalla, en suspense, a pesar de que sabe desde el principio todo lo que va a suceder.

Resulta interesante ver cómo la mirada de Clint Eastwood, que se fijó en el héroe solitario que imponía la justicia a tiros, se ha ido trasladando hacia héroes más imitables, y termina por posarse en el héroe anónimo, que es cada persona que cumple, que hace su trabajo perfectamente, pensando en su familia. La historia de Sully, nuevamente basada en hechos reales, es modélica: el 15 de enero de 2009 el comandante Sullenberger, conocido por Sully, despegó del aeropuerto de La Guardia (Nueva York); a los pocos minutos una bandada de pájaros averió los dos motores y forzó un aterrizaje de emergencia. Sully tomó la decisión de posar su nave en el río Hudson, logró hacer un amerizaje perfecto y -gracias a la pronta intervención de los equipos de rescate- no hubo ninguna víctima. La prensa exultó, Sully era el héroe del día, y de los días siguientes.

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La película de Eastwood sorprende en primer lugar porque mantiene al espectador pendiente de la pantalla, en suspense, a pesar de que sabe desde el principio todo lo que va a suceder. A medida que las autoridades competentes cuestionan la actuación de Sully, vamos conociéndole y resulta fascinante este hombre, absolutamente normal por otra parte: trabajador, esposo, padre y compañero. Tom Hanks, segunda baza de Eastwood, hace una de sus mejores composiciones de los últimos tiempos.

Naturalmente los investigadores se con­vierten en “los malos” de la película, pero sin maniqueísmos: el punto de vista de Sully, que se siente cuestionado, es el de la víc­tima acosada, y eso se refleja en la cin­ta, sea exagerado o no.

Con esta historia, además, quiere Eastwood romper una lanza a favor del hombre, la encuesta es impersonal, por supuesto, pero el enemigo no es el investigador, sino el ordenador que sugiere alternativas a la actuación del comandante, y que pretende que son realizables, al menos según las ma­temáticas. Al final de la historia, Su­lly toma la palabra y dice que él no es una excepción, sino un hombre más que trabaja con otros hombres.

Por lo demás, rueda Eastwood con sol­tura, con la veteranía de sus 86 años, con pulso firme, sin que los alardes -y hay un par de secuencias que lo son- llamen demasiado la atención, por­que cada toma está al servicio de la historia.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Tom Stern
  • Montaje: Blu Murray
  • Música: Christian Jacob, Tierney Sutton Band
  • Duración: 96 min.
  • Público adecuado: +12 años
  • Distribuidora: Warner
  • EE.UU., 2016
  • Estreno: 4.11.2016
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.