Summers el rebelde

Summers el rebelde: Un sitio para Summers

· Crítica de Summers el rebelde | Estreno 15 de marzo de 2024.
· Con serena amenidad, Olid contrasta, reúne gente inteligente en un casting excelente y establece unos acertados contenedores temáticos (ternura, familia, infancia) que sirven de guía para bucear en el misterio que hay en todo ser humano.

Miguel Olid se acerca a la trayectoria profesional del cineasta Manuel Summers, fallecido el 12 de junio de 1993 a los 58 años, en una película muy amena que gracias a un guion inteligente sabe retratar a un personaje sensible y talentoso que, tras comenzar su trayectoria como director con premio en San Sebastián (Del rosa al amarillo, 1963), anduvo a vueltas con la crítica que le da unos palos tremendos, la censura que le limita pero no le preocupa e incluso le hace más inteligente, un marcado gusto por la polémica y un sentido del humor siempre despierto aunque ciertamente irregular.

Olid sabe hacer un documental ameno, muy bien tramado. Va dando voz a profesionales que tuvieron trato con él, incluyendo a críticos que le propinaron durísimos varapalos. En ese sentido, Olid demuestra una inteligencia infrecuente para separarse de la hagiografía y la tendencia a meter todo por el embudo de lo conspiranoico.

Summers podía ser genial a ratos, pero su modo de ser -apasionado, faltón, pendenciero, provocador- siempre estuvo ahí. En buena medida, viene a decir Olid, Summers hizo lo que quiso, cuando pudo; y pudo hacer otras cosas, pero no quiso o no supo.

El relato es interesante porque muestra el sentir de una época del cine español (los años 60 del Desarrollismo, los 70 con el declive del franquismo y la llegada de una democracia pactada, los 80 con el advenimiento del socialismo felipista) y hace pensar, algo muy importante para estudiosos y aficionados a profundizar en asuntos que muchas veces tienen retratos audiovisuales simplistas y faltos de matices. En este sentido, las declaraciones que recoge Olid son muy valiosas.

Summers el rebelde admite muchas lecturas, también de gente que sabe mucho. Deja mucha libertad al espectador, nunca lo acorrala, ni lo manipula. Con serena amenidad, Olid contrasta, reúne gente inteligente en un casting excelente y establece unos acertados contenedores temáticos (ternura, familia, infancia) que sirven de guía para bucear en el misterio que hay en todo ser humano. Es obligado agradecer a Olid la delicadeza con la que se acerca al ámbito familiar de Summers sin faltar a la verdad ni edulcorar. Esquiva el sectarismo, tan extendido en nuestra posposmodernidad sentimentaloide, evita el juicio sin contexto, el tono pedante del que se siente superior.

La película abre de manera brillante, muy brillante, con una temperatura que se pierde en el cierre, porque Olid se descontrola un tanto. El montaje certero emplea el blanco y negro con pericia para transitar al color con un aplomo notable. El modo de las siempre difíciles entrevistas es llamativo, con una planificación audaz con micros a la vista, sin miedo a un aire cercano que invita al espectador a pasar y sentarse.

Una película que será referencia para académicos, estudiosos, estudiantes, aficionados al cine, sociólogos, historiadores…: ayudará a entender, comprender y valorar a un cineasta español, la evolución del cine español y su diversidad durante tres décadas (60-70-80). Con sus luces y sombras reglamentarias.