Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet

Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet: Sangriento musical

Sweeney Todd | Después de rodar una tan brillante como conmovedora adaptación de Charlie y la fábrica de chocolate, Tim Burton lleva a la gran pantalla la macabra historia de un barbero asesino en serie, en una adaptación del musical de Stephen Sondheim estrenado en Broadway en 1979. El espectáculo ganó 8 premios Tony (incluido el de mejor música) y también un Grammy.

Tanto el musical como la película parten de una leyenda: la de Sweeney Todd, un barbero londinense que para vengarse de una condena injusta utilizará sus navajas en artes menos inofensivas que el afeitado. A Burton, que con­fiesa que no le gusta el género musical, le sorprendió la historia y encontró material en ella para seguir recreando su peculiar universo fílmico. Y es que en medio de tanta sangre -excesiva, se mi­re por donde se mire- hay en Sweeney Todd algunos de esos elementos que siempre atraen a Tim Burton: una historia que narrar -mejor si es un cuento-, personajes desvalidos, horror, humor, locura y un exaltado romanticismo.

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Resul­ta sorprendente cómo, a través de un ma­terial de casquería y algunos presupuestos de cine de terror de serie B, se cuela una vez más la humanidad de los personajes y un sorprendente y estricto sentido moral. Como en los cuentos clásicos -quizás porque éste lo es-, el bien es bien y la venganza, venganza. Y el amor no es sólo deseo, y la admiración se distingue de la lujuria, y el fin no justifica los medios.

Como no puede ser de otra forma, ade­­­más de los temas, Sweeney Todd com­­parte estética con el resto de la filmografía de Burton. La recreación de Fleet Street es magnífica, una paleta de colores reducidísima -casi un blanco y ne­gro- que acentúa ese clima de clasicismo que Burton ha buscado imprimir en la película, al igual que la sobriedad en la puesta en escena de los números musicales (la cinta aspira al Oscar al me­jor vestuario y dirección artística). Burton también repite reparto. Esta vez necesi­tó el visto bueno de Stephen Sond­­heim, que acabó convencido de lo que era obvio desde el principio: la pareja protagonista tenía que ser Johnny Depp y Hele­na Bohan Carter, que ade­más de actuar cantan bien. Depp, en un som­brío papel a años luz del capitán Jack Sparrow, vuel­­ve a aspirar -con todo merecimiento- a un Oscar después de ganar el Globo de Oro. La película también ganó el Glo­bo de Oro al mejor musical.

Habrá quien diga que Burton se repite, que cuenta de formas diferentes lo mismo, que su gusto por lo excéntrico le encasilla… yo sigo pensando que es un genio.