Syriana: Negocios petrolíferos

Un veterano agente de la CIA, experto en cuestiones de Oriente Medio, es activado y enviado a jugarse la vida en una misión en la que no cree: la poderosa compañía petrolífera Connex ha perdido el contrato para exportar crudo a China; el gigante asiático ha firmado un acuerdo con un emirato árabe del Golfo; el viejo emir tiene dos hijos, el mayor quiere modernizar su país, el menor es un play boy corrupto, mejor candidato para los intereses de las compañías tejanas que el otro.

Killen, otra petrolífera, ha firmado un acuerdo para perforar en Kazajstán y ha comenzado a importar crudo de esa región, aunque según los investigadores del Congre­so norteamericano los territorios donde trabaja no tienen petróleo.

Connex y Killen anuncian su fusión, pero necesitan el visto bueno del departamento de Justicia, que ha enviado a sus mejores hombres a investigar ambas empresas…

Stephen Gaghan, 40 años, guionista de la galardonada Traffic, ha realizado un filme fascinante sobre el mundo de los negocios petrolíferos y todo lo que hay a su alrededor: Texas y las grandes compañías petrolíferas, dinero, corrupción, intereses políticos, países árabes, terrorismo, fundamentalismo, peleas dinásticas, espías, brokers, ricos y pobres, reformas, traición y venganza. La idea de fondo está formada por un mosaico de pequeñas historias que corren paralelas sin llegar a mezclarse. ¿Qué tienen que ver dos obreros paquistaníes apaleados, auxiliados por la escuela fundamentalista coránica, con el fallecimiento de un niño norteamericano en una fiesta que ha organizado un jeque árabe en Marbella? Nada. Pero todo forma parte de un complicado entramado que el espectador no es capaz de entender al ciento por ciento, ni falta que hace.

En Syriana se disfruta más del proceso que de la conclusión. Basta con saber seguir lo que está ocurriendo en cada momento en la pantalla. Gaghan ha reunido un reparto estelar fácilmente reconocible: Clooney es el veterano de la CIA, Matt Damon el broker, Amanda Peet su mujer, Chris Cooper director de Killen, Christopher Plummer un importante y venenoso abogado de Washing­ton… No hay juicios de valor, no es una historia de buenos ni malos, todos los implicados en ese mundo están contaminados y el mundo del petróleo produce millonarios y cadáveres por igual.

La película es brillante y cínica hasta llegar a incorporar un apasionado discurso a favor de la corrupción, del que resumimos:

Dalton: «…¿corrupción? La corrupción es nuestra protección, es lo que nos mantiene cómodos y calentitos… es nuestro modo de triunfar». Bennett: «Usted ha infringido la ley, señor Dalton«. Dalton: «Y a quién c… le importa».

Fascinante hasta el final, sugiere más que dice, y deja el triste gusto de un mundo gris y perverso en manos de gente con dinero, con dinero mal adquirido.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU., 2005
  • Fotografía: Robert Elswit
  • Montaje: Tim Squyres
  • Música: Alexandre Desplat
  • Distribuidora: Warner
  • Estreno en España: 3.3.2006
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.