Tengamos la fiesta en paz

Tengamos la fiesta en paz: Merece la pena

· Crítica de Tengamos la fiesta en paz | Estreno 3 de diciembre de 2021.
· Película divertida, en la línea de Padre no hay más que uno de Santiago Segura, llena de esperanza, y de fe sin disculpas.

Se acerca la Navidad y una familia cualquiera -tras los títulos de crédito se anuncia que esta película está basada en situaciones reales-, un matrimonio joven, tres niños y la abuela, van al campo a celebrar la Navidad. El viaje, que sirve para presentar a los seis protagonistas, es un concierto de gritos y despropósitos: los padres discuten, los niños se pelean, la más pequeña vomita, la abuela canta… Más adelante sabremos que los mayores habían pensado anunciar a sus hijos su intención de separarse. Lo que no habían pensado era en la reacción de sus retoños que, decididos a salvar a su familia, dan un golpe de mano y obligan a sus padres a entenderse, a hablar, a escucharse para recuperar el amor y salvar su relación y con ella a toda la familia.

Juan Manuel Cotelo es un francotirador que inició su carrera cinematográfica con una historia deliciosa titulada El sudor de los ruiseñores, y después ha realizado diversos documentales, algunos dramatizados, entre los que cabe destacar La última cima. Con Tengamos la fiesta en paz vuelve a la ficción y lo hace a lo grande, con una comedia -género difícil donde los haya- y musical. El resultado es notable. Cierto que se nota que la producción tenía un presupuesto muy escaso.

El guion sorprende, no porque la historia sea complicada, no lo es. Una vez que se acepta la rebelión de los pequeños, todo es coherente y lineal. Sorprende porque resulta cierto que el origen son situaciones reales, cada reproche de la pareja suena a conocido, cada grito doméstico también. El estrés moderno, las pantallas, la falta de comunicación, la obsesión por el trabajo y todo lo demás, todo aquello que acaba destruyendo la familia. Juan Manuel Cotelo, que siempre ha sido su propio guionista, lo hilvana y lo llena de números musicales que se insertan en la trama con facilidad. El todo es un canto a la rebelión, a no dejarse llevar por la facilidad de mandarlo todo a paseo sino de luchar por aquello que merece la pena, nada menos que la propia familia.

Película divertida, en la línea de Padre no hay más que uno de Santiago Segura, llena de esperanza, y de fe sin disculpas; y el formato musical le sienta bien. El reparto, bastante desconocido, es completamente solvente.