The Broken: Cuando no hay nada que contar

The Broken | En 2006 Sean Ellis estrenó Cashback, basada en un cortometraje suyo nominado al Oscar. Lo que sucedía entonces ocurre ahora en este intento de película de terror psicológico: hay demasiadas ganas de hacerse notar y muy poquitas cosas que decir.

La historia (por llamar de alguna manera al conjunto de conexiones argumentales que no dudo que tendrán algún sentido dentro de la masa encefálica del director y guionista de la película) cuenta cómo Gina McVey (Lena Headey), una joven radióloga, entra en una espiral de enloquecimiento tras la explosión de un cristal en una celebración de cumpleaños y el descubrimiento de una mujer idéntica a ella misma. A partir de ahí comienza esa mezcla de ficción y realidad tan socorrida cuando uno no tiene historia ni personajes y no sabe cómo distraer al espectador durante hora y media.

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Aún así lo peor no es el contenido (que no tiene, pero bueno, a veces la nada tiene su encanto), sino la petulante forma. Otro que intenta emular a Hitchcock y lo único que logra es encadenar tópicos del peor cine de terror (la gotera del techo, la bombilla que se funde, la puerta que chirría…), incluida una horrible música que te avisa media hora antes de los sustos (no te vayan a pillar despistado) y una lamentable revisitación de la ducha de Psicosis. Y en medio de todo, Richard Jenkins con cara de «No, si yo sólo pasaba por aquí…».

Ficha Técnica

  • Fotografía: Angus Hudson
  • Montaje: Scott Thomas
  • Música: Guy Farley
  • Duración: 88 min.
  • Público adecuado: +18 años
  • Distribuidora: Versus
  • Reino Unido, Francia (The Brøken), 2008
  • Estreno: 27.2.2009
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