The Crazies

The Crazies: El Apocalipsis que nos invade

Algo misterioso sucede en un pequeño pueblo de Estados Unidos. Vecinos de confianza se convierten de repente en crueles asesinos, nadie encuentra explicación a una locura cada vez más colectiva… The Crazies es un remake de la película homónima -y casposa, para qué negarlo- que George A. Romero dirigió en 1973.

Me agota el cine de zombies, el Apocalipsis, el post 11-S, el terrorismo islámico, la guerra de Irak, Afganistán, el fin del mundo y las armas de destrucción masiva… Tenía que decirlo. Más que nada por dejar claro que todo lo que cuenta The Crazies me parece redundantemente aburrido. Con excepción de la injustamente maltratada The Road (una película difícil, lo reconozco, pero una obra maestra), y algunos minutos de 28 días después, el resto es más de lo mismo.

Y aquí es donde aparece The Crazies: una película del director de Sahara y los guionistas de La matanza de Texas y Pulse, entre otras. Eso sí, con Radha Mitchell como actriz protagonista y uno de los compositores más prolíficos y periódicamente sugerentes de la actualidad: Mark Isham (Crash, Diarios de la calle, Quiz Show, El río de la vida). Con estos elementos se construye una película que sale airosa del reto de contarnos lo de siempre de una forma distinta. La planificación visual de Eisner es interesante y variada, muy acertada en los planos panorámicos y en el uso de la elipsis (la película es violenta pero no repulsiva), que hace que la imaginación del espectador sea el instrumento más terrorífico (magistral la angustiosa escena en el lavadero de coches). También resulta acertada la utilización de melodías emotivas que aportan dramatismo y hondura al relato alejándolo de los clichés narrativos del cine unineuronal de persecución y vísceras.

The Crazies costó 12 millones de dólares y sólo en Estados Unidos ha recaudado 40 gracias a una buena liposucción de la cinta original en la estela de District 9 o Slumdog Millionaire (películas baratas, bien contadas y producidas, que multiplican el dinero invertido en ellas sin necesidad de gastarse una millonada en la promoción).

Lo mejor: Que supera las expectativas.

Lo peor: Que no cuenta nada nuevo.