The Florida Project: Las vacaciones de Moonee

· Baker ha escrito The Florida Project con Chris Bergoch, su co-guionista en la discutida Tangerine, y les ha salido una historia bella y tremenda.

Moonee es una niña de seis años. Vive, o está de vacaciones -no lo sabemos y viene a ser lo mismo- en el Magic Castle Motel, en Orlando (Florida), con Halley, su joven, irresponsable y caótica madre soltera. Halley no tiene trabajo y no parece preocuparse por tenerlo; trapichea con cualquier cosa, incluso con su cuerpo, hasta conseguir pagar su habitación, y no acepta ninguna regla. Moonee, a imagen de su madre, lleva una vida repleta de travesuras y palabrotas, anima a sus pequeños amigos a cometer cualquier tropelía a su alcance, y logra meterse en problemas. Bobby, el gerente del hotel, cuida del lugar y de sus huéspedes con amabilidad y firmeza; se hace cargo de la situación e intenta ayudar, pero también está a punto de perder la paciencia. Poco a poco Halley y Moonee se quedan sin apoyos ni amistades y su situación se vuelve muy difícil. Todo el mundo se da cuenta de que así no pueden seguir, todos menos Halley.

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Baker ha escrito esta historia con Chris Bergoch, su co-guionista en la discutida Tangerine, y les ha salido una historia bella y tremenda. Toda la acción transcurre en el Magic Castle Motel y sus alrededores, y está construida a base de pequeñas anécdotas que valen por muchos discursos y mantienen la atención del espectador a pesar de que desde el primer minuto han puesto todas las cartas sobre la mesa y el desenlace es inevitable.

A pesar de tan orgulloso nombre se trata de un lugar barato (relativamente), y viene a ser el peldaño inmediatamente superior a una caravana en un camping. La gente que vive allí es muy modesta a pesar de estar a un paso de Disneylandia. Con una mirada próxima al documental vemos a los niños y a sus familias, todos ellos pobres, y todos ellos cuidando a sus pequeños del mejor modo que saben. El caso de Moonee es llamativo por la absoluta falta de reglas que tiene y esta puede ser la clave de la película, que muestra lo absurdo de presumir de falta de reglas, de educar -o deseducar- en la pura anarquía y el egoísmo como único motor de la conducta. Las acciones tienen consecuencias, y éstas pueden ser tremendas, especialmente para los inocentes, los más pequeños. La historia toca diversas fibras sensibles, ya que el espectador no deja de ver que el afecto entre madre e hija es auténtico y que, a pesar de todos sus defectos, Moonee solo tiene a Halley.

Los colores, también los del hotel, son llamativos, recuerdan que estamos ante una fábula próxima a un lugar de fantasía; la cámara, en más de una ocasión, ha sido sustituida por móviles o tabletas, el sonido es de una sobriedad extrema.

Baker y Bergoch huyen del artificio y del melodrama; a riesgo de perder «eficaces mecanismos de suspense y emoción», mantienen un frío realismo y hacen avanzar la acción hacia su lógica conclusión. Al igual que en sus obras anteriores, Baker utiliza actores no profesionales y descubre a una niña prodigiosa, Brooklynn Prince, y a una más que notable Bria Vinaite; los demás niños y sus familiares están a la altura de sus papeles, destacando por su naturalidad. Para el papel de Bobby, ese extraordinario gerente, serio, generoso, capaz y exigente, ha recurrido a un profesional acreditado, Willem Dafoe, que se luce en un papel hecho para regalo de cualquier actor.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Alexis Zabe
  • Música: Lorne Balfe
  • Duración: 115 min.
  • Público adecuado: +16 años (X-D-)
  • Distribuidora: Diamond
  • EE.UU., 2017
  • Estreno: 9.2.2018
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.