The Italian Job

The Italian job: Divertida, amena, distinta

Esta versión actualizada de la película británica de 1969 protagonizada por Michael Caine y Noel Coward es una muy entretenida película de atracadores de guante blanco, comandados por un tipo caballeroso, leal y amigo de sus amigos que encarna Mark Whalberg, el actor de 32 años que parece haberle cogido el gusto a los remakes (El planeta de los simios, La verdad sobre Charlie [Charada]).

El director de El negociador no se complica la vida. Con la ayuda de dos parejas de guionistas -responsables de la última película Bond y de Deep Blue Sea– construye una cinta de acción muy correcta. Después de una espectacular apertura veneciana, asistiremos a la preparación de un gran golpe con aires de venganza en el corazón de Holly­wood. Una flotilla de Mi­nis tienen un papel estelar, y se verá envuelta en secuencias muy espectaculares. La notable fotografía del responsable de Memento y el di­­námico trabajo de los montadores de Seven y El caso Bour­ne hacen brillar el buen trabajo de un reparto muy compensado.

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En la presentación de The Italian Job en el Festival de San Sebastián, Whalberg y la sudafricana Charlize Theron se explayaron cuando, en la rueda de prensa, les pregun­té si compartían mi aversión por esa moda deplorable del último cine de acción consistente en reventar decorados y explosionar todo lo imaginable. «Como actores -señalaron- nos gusta el clasicismo de estas historias de grupo donde lo más importante es la interpretación por encima de la espectacularidad».

Edward Norton se pasea con displicencia por su papel de malo, y la serena belleza de la Theron aporta un toque femenino de elegancia y distinción que casa muy bien con una historia para todos los públicos en la que se evitan las excursiones gratuitas al sexo, al humor pasado de vueltas o a la violencia brutal. Tal y como está el patio de la cosa activa-aventurera, no es moco de pavo.