The Last Stop in Yuma County

Estamos en una gasolinera perdida en el desierto de Arizona, en los años 60 del siglo pasado. Es una parada obligatoria para llenar el depósito y llegar a California o a Méjico. Hace un calor espantoso. Llega un  vendedor ambulante que se dirige a Hollywood para ver a su hija, que vive con su madre y el nuevo marido de ella. Desgraciadamente no queda gasolina. El camión cisterna se ha retrasado. Vernon, el propietario, asegura que llegará pronto pero, de momento, no queda más remedio que esperar. El vendedor ambulante entra en el bar y pide café. El aire acondicionado no funciona. Charlotte, la camarera, es amable y es la esposa del sheriff local. Empiezan a hablar cuando llegan nuevos clientes a la gasolinera y se encuentran el mismo panorama. Estos son dos ladrones de bancos que quieren cruzar la frontera mejicana. Al ser reconocidos toman el mando, mientras se ven obligados a esperar. Y llegan nuevos clientes, y la tensión crece cada vez más.

The Last Stop in Yuma County es la opera prima de Francis Galluppi, confesado admirador de Sam Raimi y de los hermanos Coen, y se le nota. No pretende Galluppi inventar nada. Nada de lo que muestra es original: un lugar cerrado en el que tienen que convivir un grupo de personas inocentes con unos criminales, y pretender que no sucede nada es un lugar común desde que existe el cine hablado. Pero el buen cine no intenta hacer cosas originales, sino hacerlo bien. El modo en que aumenta la temperatura y sube la tensión está inspirado en maestros del género. Galluppi sorprende, resulta brutal y está teñido de humor negro. Cada nuevo personaje que aparece anuncia un desastre o una complicación añadida y resulta… delicioso. Además, el director se recrea en profundizar en los personajes: los jóvenes idiotas, los viejos inconscientes, los bandidos… todos ellos camino a alguna parte y detenidos ¿momentáneamente? en esta gasolinera.

The Last Stop in Yuma County es una película independiente de serie B, pero tiene peso y personalidad. Claramente la reválida de alguien que entra en el mundo del cine con ganas de hacerse oír. El reparto, indie, es notable –Jim Cummings, Faizon Love, Jocelin Donahue, Richard Brake– y está muy bien dirigido. La duración, 90 minutos, es adecuada.