The Messengers

The Messengers: Casa encantada

Tras el éxito de The eye, los hermanos Pang realizan su incursión americana con The Messengers. Los directores hongkoneses abandonan la estética de los filmes de terror asiáticos y buscan un acercamiento a los presupuestos occidentales. La mudanza de una familia desmembrada a una granja en mitad de la nada les servirá de excusa para combinar el drama psicológico con la aparición de criaturas fantasmagóricas que claman por su vendetta.

A pesar de la similitud del espíritu sinuoso con los ya exhibidos en The eye, la puesta en escena de la película se aproxima más a la estética del género norteamericano y a su tempo narrativo. Dentro de una serie de referentes que los Pang van diseminando a lo largo de la The Messengers, el más evidente es sin duda el «homenaje» a Los pájaros de Alfred Hitchcock, desde luego sin el efecto y el sobrecogimiento producidos por el filme del realizador inglés.

Aludiendo a la temática de la casa aislada y encantada, los Pang pierden la frescura de su trabajo anterior en una película que resulta demasiado predecible y con algunos agujeros argumentales. Consiguen grandes logros visuales -como el de la casa destrozada y regenerada al segundo posterior- pero pierden toda la fuerza con el descubrimiento, algo predecible, del clímax final.

La reiteración y el estiramiento a la enésima potencia de las escenas de terror las despoja de su tensión inicial. Continúan demostrando su habilidades como planificadores pero siguen flaqueando en la solidez de la historia, en esta ocasión de una forma más evidente que en The eye, en la que este hecho se hacía perceptible en el último tercio del metraje.

Aunque los puntos débiles del guión pudieron proceder de la escritura de Mark Wheaton, habrá que esperar al estreno de su siguiente largometraje: Time to kill -también en colaboración con los productores de The Messengers, con Sam Raimi a la cabeza y protagonizado por Nicolas Cage– para comprobar si con un guión propio los hermanos Pang logran dar una mayor cohesión a la narración.