Tierra de ángeles: Rollete existencial

Un solitario niño toca el violín en los campos de un pueblo en Suecia. A ese mismo pueblo regresará, años después, convertido en un afamado director de orquesta, aunque enfermo, cansado y todavía más solitario. Allí emprenderá un último proyecto que le permitirá hacer realidad su sueño: «hacer música que abra el corazón de las personas».

Hablamos de Tierra de ángeles, el último trabajo de Kay Pollak después de dieciocho años apartado de la dirección, que se estrena en nuestras pantallas con dos años de retraso. La cinta estuvo nominada al Oscar a mejor película de habla no inglesa, el mismo año que lo estuvo Los chicos del coro. Y podría parecer que ambas películas guardan relación por aquello del uso del coro como instrumento para sacar lo mejor de los protagonistas y tal. Nada más lejos.

La hermosa secuencia inicial deja paso a un melodrama cargado de lugares comunes -el pastor luterano cargado de antipatías, la mujer maltratada, la chica engañada…- y de personajes que utilizan el modesto coro de la iglesia como única evasión de unas vidas tan gélidas como los parajes que aparecen retratados. Más de dos horas de inevitable aburrimiento por tanto rollete existencial, insustancial y reiterativo, aderezado con una música no especialmente hermosa, salvo en momentos muy puntuales.

Fotografía y dirección son correctas pero finalmente poco efectivas, por no hablar de la sonrojante catarsis final.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Harald Gunnar Paalgard
  • Montaje: Thomas Täng
  • Música: Stefan Nilsson
  • Duración: 135 min.
  • Público adecuado: +18 años (X)
  • Distribuidora: Lolafilms
  • Suecia (Så som i himmelen), 2004
  • Estreno: 3.11.2006
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