Todos estamos invitados: Miedo y asco en Donosti

Todos estamos invitados | La trayectoria de Gutiérrez Aragón en los últimos años no es para tirar cohetes. Ésta podría haber sido una película muy notable pero se queda en el 6’5 por descuidos impropios de un director tan veterano y prestigioso.

El guión de Ángeles González-Sinde y el propio realizador es sólido y tiene muchas posibilidades al relacionar a víctimas y verdugos del terrorismo etarra. La idea de la sociedad gastronómica es sencillamente brillante. Los personajes están bastante bien construidos y las tramas son poderosas. El conflicto, en fin, es especialmente inteligente porque a diferencia de lo que cabría esperar hay una especial atención al miedo ambiental, a los que miran a otro lado o a los que prefieren «no hablar de política» y sólo expresan solidaridad con los amenazados en «la intimidad» (como se deduce hay comillas que tienen función de parapeto).

El problema es que Gutiérrez Aragón se equivoca en el casting (Coronado no es el actor adecuado y está francamente mal, Incontrada está muy mal dirigida, Jaenada es idóneo, pero a su  personaje le falta desarrollo para ser verosímil) y se muestra falto de intensidad en los momentos claves de una película a la que nadie pide sensiblería, pero que sí debiera ser mucho más conmovedora. La escritura de diálogos muestra en ocasiones la peor cara literaturizante de González-Sinde, y en esos momentos la película se acartona. Por otro lado, la música de Illarramendi está bien y un sobrio Berridi hace una fotografía hermosamente eficaz.

Ficha Técnica

  • País: España, 2008
  • Gonzalo Berridi
  • José Salcedo
  • Ángel Illarramendi
  • Alta
  • 95 minutos
  • Jóvenes
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