Togo

Togo: Una historia de heroismo

Alaska 1925, la película muestra a Leonhard Seppala, en su trineo, llegando a Nome, su pueblo, y descubriendo que una epidemia de difteria está acabando con los niños; cinco han fallecido ya, veinticinco más están en el pobre hospital local, y la medicina está a mil kilómetros que distancia que hay que recorrer en trineo ya que una tormenta atroz impide la utilización de aeroplanos. Muy a su pesar Seppala sabe que debe ponerse en marcha: él es la única persona capacitada para ello y tiene con él a mejor ayudante posible, Togo, su veterano husky siberiano. Fuertes vientos, escasa visibilidad y temperaturas de menos veinte grados son, probablemente, el último desafío que perro y criador van a correr juntos.

No es otra película de mascotas de las que los norteamericanos nos regalan a paletadas, se trata de épica auténtica, a pesar de que no hay más que un actor (actorazo) como Willem Dafoe, un trineo y unos paisajes grandiosos. Nada más acabar la presentación, y en plena carrera, una serie de flash back  cuentan la historia de Togo y su amo -y Constance, la mujer de Leonhard-, una relación que no fue siempre fácil, pero que no dejó de ir a más. La narración alterna momentos antiguos, que desarrollan a los protagonistas y dejan ver el profundo vínculo que se estableció entre Togo y Leonhard; con momentos actuales, de la carrera por la medicina, cargados de tensión. El montaje es un acierto, cada parada, cada flash back, está en su sitio.

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El guión no sólo habla de amor a la naturaleza y a los animales, habla de heroísmo y entrega por ayudar a los demás; habla de corazón y esfuerzo, de familia, y repara una injusticia: la historia es real, y el “premio” se lo dieron a Balto, otro perro -que también tiene película, de animación-, y que participó en los últimos y más fáciles kilómetros, y salió en la prensa.

El director Ericson Core (Invencible), ama a los animales y su director de fotografía se regala con ellos y con los grandes paisajes nevados. La película está bien construida, tiene ritmo, tensión -aunque al final cargue las tintas para intensificar las emociones-, y, dentro de su modestia, el empaque de una producción superior.