Transformers: La era de la extinción

Transformers: La era de la extinción: Más de lo mismo

Transformers: La era de la extinción | Más de lo mismo, para fruición de la chavalería aficionada a los cacharros. Poco guión, mucha acción

Años después de la batalla de Chicago la humanidad -léase CIA, FBI o cualquier agencia gubernamental que va por libre- ha decidido eliminar a los «autobots» y construir sus propias armas; en ello trabaja una poderosa firma tecnológica que preside Stanley Tucci.

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En estas Cade Yeager (Mark Wahlberg), inventor sin dinero pero con una preciosa hija de 17 años, encuentra un viejo camión destrozado y se pone a trabajar en él, y así Optimus Prime retorna a la vida y la historia vuelve a empezar, ahora a cuatro bandas: la agencia gubernamental, la empresa de Tucci, los malvados «decepticons», y los «autobots» junto con Wahlberg e hija; y suman casi tres horas de persecuciones y peleas.

Han pasado cuatro años desde la última entrega de los Transformers y Shia LaBeouf, protagonista de las tres primeras películas, ya no quiere saber nada de «autobots», «decepticons» y demás cacharros espaciales. Michael Bay repite porque sabe que el público infantil sigue adorando estos juguetes y las películas en que aparecen.

La primera media hora promete, la presentación de Wahlberg  su hija adolescente y sus otros problemas sugieren que puede haber historia además de espectáculo. Esta pareja junto con el villano Tucci se esforzarán al máximo por dar entidad a sus personajes y peso a la historia: hay buenos apuntes sobre familia, sobre la ética en la investigación científica, sobre seguridad, pero Ehren Kruger, responsable del progresivo empeoramiento dramático de la serie, se niega a entrar en ello y acumula horas de batallitas de guerreros metálicos y destrozos de edificios.

El equipo cumple -no es poco- con un alarde tecnológico que, visto una vez,  aburre a los mayores, pero parece deleitar a un incansable público joven.

Lo malo es que vista la descomunal recaudación que ha obtenido a ver quien le convence para que escriba un guión de verdad.