Transporter 2

Transporter 2: Insiste Besson

Transporter 2 | Luc Besson dirigió su última película en 1999. Para hacer lo que hizo hubiera sido mejor dejarlo estar (Juana de Arco, aquel engendro protagonizado por Milla Jovovich).

En su papel de productor y guionista, el parisino de 46 años no para y las cosas no le van demasiado mal. Lo último es esta secuela de Transporter, que vuelve a protagonizar Jason Statham. Dirige Louis Leterrier, que se estrenó con Danny the dog, también producida por Besson.

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Frank Martin, como bien recordarán, antiguo miembro de las Fuerzas Especiales, se alquila como transportista. Su prestigio es universal. Siempre cumple y es discreto. Discreto como su atuendo: terno oscuro, camisa blanca, corbata negra.

El bueno de Frank (músculo hasta en las cejas) ejerce de chófer de un niño porque un amigo se lo ha pedido. El nene vive en Miami y su padre es el Jefe de la Lucha Antidroga del Gobierno de los United States of America. Y Frank tiene pelusa con el chavalote que tiene una madre guapa a rabiar (Amber Valetta, vista en Hitch), que está un poco enfadada con el marido, que trabaja demasiado.

Ya imaginarán que algo tiene que pasar para que Frank empiece a repartir leña y a conducir a 750 por hora por las calles, garages, edificios en construcción y demás superficies practicables.

Nº 1 en USA el primer fin de semana de septiembre, Transporter 2, siendo una película muy convencional, tiene su gracia y es de ésas que hace una taquilla respetable y luego tiene un recorrido estupendo en DVD.

A pesar de un guión tan delgadito como la malísima rubia anoréxica (lo de pasearla en ropa interior es de un machista subido), la cinta se deja ver y a ratos te ríes de las fantasmadas, de la connivencia que se establece con el espectador para que se adelante un poco a las bien rodadas temerarias piruetas de Frank «Madelman». Hay guiños de humor verdaderamente logrados como ese científico ruso con bata blanca y estrella roja en la solapa, o el pack camisa-corbata de repuesto de Frankie.

Statham cae simpático y Besson, que dio la campanada con la estupenda León, el profesional, sigue versionando la melodía del asesino de hielo, con código y corazoncito.