Triple 9

Triple 9: Pesimismo artificial

· Triple 9 | La acción, que cuenta con un fenomenal inicio, pa­rece empantanarse y perder fuelle, que solo compensa con una violencia feroz.

Atlanta; asistimos a un espectacular atraco a un ban­co a plena luz del día, ha sido encargado por Irina, lí­der de la poderosísima mafia judío-rusa (apodada La ko­sher nostra), que controla parte de las fuerzas po­li­cia­les; pronto comprobamos la extendida corrupción que hay en el cuerpo. El inspector Jeffrey Allen dirige la investigación; ese mismo día su idolatrado sobrino Chris, buen policía, recién trasladado, comienza a trabajar con los agentes de la ciudad. Triple 9 se centra en un grupo de hombres que desearían escapar de ese in­fierno de podredumbre y violencia y creen que podrían lograrlo cumpliendo un último trabajo, y matan­do a un policía. Las cosas no saldrán como habían pre­visto.

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Triple 9 se presenta como otra película de suspense so­bre un atraco difícil, y el robo que se produce al inicio promete un nuevo Heat, pero pronto veremos que, a pesar de que el guion contiene muchos de los temas al uso (último trabajo, delatores…) esta historia no tie­ne nada que ver con aquellas; el australiano John Hill­coat (La carretera, Sin ley), ha rodado el thriller más sombrío y pesimista de los últimos años; los poli­cías corruptos están atrapados, cumplen con su deber y se juegan la vida por los barrios bajos de Atlanta, al tiem­po que planean un golpe que no quieren hacer, obli­gados por la mafia. Como en los filmes citados, Hill­coat muestra su talento para alimentar el suspense lar­go tiempo, hasta que se produce un brutal estallido de violencia; también favorece la ambientación nocturna, en la que algunos de sus personajes se funde con las sombras; y ha logrado embarcar en el proyecto un numeroso reparto de grandes actores. Pero algo no fun­ciona.

Los personajes y la trama son simples y esquemáticos, como en Ocean’s Eleven, o en cualquier película de ese tipo, pero carece del tono alegre y desenfadado que tienen esas historias; al contrario, su tono sombrío y desesperanzado, supuestamente realista, obliga a tomar distancia. A la postre los personajes resultan ex­cesivamente maniqueos, y sus conflictos parecen artificiales, al igual que la trama. Por otra parte, bajo es­te prisma, la acción, que tuvo un fenomenal inicio, pa­rece empantanarse y perder fuelle, que solo compensa con una violencia feroz.

Sin duda, el tono es inadecuado para esta acción, o el retrato de los personajes no acompaña la narrativa. Tri­ple 9 comienza con muy buenas intenciones y tiene de­talles interesantes, pero se ve como una historia sin un objetivo claramente definido y transmite mucho pe­simis­mo.