Twenty Four Seven

Twenty Four Seven: Forja de muchachos

Parece mentira que películas como TwentyFourSeven (1997) tarden tanto en llegar a nuestra cartelera. El empuje de otras películas más comerciales, el retraso en la llegada de las copias, el corto número de éstas, o incluso la paralización del filme por parte de la distribuidora para buscar el momento propicio para su distribución, priva a tantos espectadores de degustar obras cinematográficas que merecen la pena. Por desgracia este es el caso de Twenty Four Seven, el primer largometraje del joven director inglés Shane Meadows (Nottingham, 1973).

Con Twentyfourseven Shane Meadows deja atrás aquellos trabajos que él mismo escribía, producía y dirigía, realizados con equipos prestados. Trabajos como el corto Where´s the money, Ronnie? -ganador del premio para cortos Channel One/NFT- y Small time (1996), película de 60 minutos que cosechó excelentes críticas en festivales como el de Edimburgo.

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En TwentyFourSeven Meadows rueda en blanco y negro. Pretende con ello darle fuerza expresiva a su obra, reforzar la hondura de los personajes y dar fuerza dramática a sus vidas. El envite le sale bien y cosecha un buen resultado.

La elección de la música, muy rockera, resulta plenamente apropiada para contar la historia, pero abusa de ella y en muchos casos aparecen ribetes de videoclip musical.

En fin, se trata del diario de Alan Darcy (sensacional Bob Hoskins), un asistente social preocupado por los jóvenes que organiza un club de boxeo. Con él trata que los desorientados muchachos reencuentren sus identidades, y eviten el camino de las drogas y la delincuencia, jóvenes desocupados que las veinticuatro horas de los siete días de cada semana las pasan en el más absoluto ostracismo.

Con esta película el joven director quiere homenajear a un hombre como Darcy: «No sólo es la historia de un hombre decente, sino mi homenaje a la comunidad en la que crecí», un barrio tan común como el de tantos lugares del mundo.

En torno al cuadrilátero, al ritmo de música juvenil, se masca la lucha de un hombre preocupado por sus semejantes, por los muchachos de aquí y de allá que, envueltos en el papel de usar y tirar de nuestra sociedad, necesitan el guante de un amigo.