Última noche en el Soho

Última noche en el Soho: Dualidades

· Crítica de Última noche en el Soho | Estreno 19 de noviembre de 2021.
· Thomasin McKenzie y Anya Taylor-Joy están impecables. Los trabajos de los departamentos de vestuario, maquillaje y peluquería contribuyen a mostrar el estado mental de las dos protagonistas.

Ellie es una estudiante de diseño de moda recién llegada a Londres. Pronto comienza a tener unos sueños que la transportan a los años sesenta: Ellie experimenta las vivencias de una deslumbrante aspirante a cantante. Pero el glamour inicial evoluciona hacia pesadillas cada vez más perturbadoras. Ellie empezará a perder la capacidad de distinguir la realidad del sueño.

Temáticamente, la historia de Última noche en el Soho dista bastante del tono general de los seis largos previos del inglés Edgar Wright (Baby Driver, Scott Pilgrim contra el mundo). Sin embargo, en su primer thriller psicológico el director británico mantiene un ritmo muy ágil gracias a la edición y a la música. El compositor ha sido el oscarizado Steven Price (Gravity) quien consigue con creces sumergirnos en la noche de los sesenta.

La poderosa imaginería del coreano Chung Chung-hoon, bien conocido por sus colaboraciones con el torturado y morboso Park Chang-Wook en Old Boy, Stocker y La doncella, potencia el libreto de Wright y Kristy Wilson-Cairns, autora del guion de 1917, una película con apenas diálogos donde la fuerza narrativa residía en la imagen. Algunos recursos narrativos, siendo eficaces, se reiteran demasiado y cansan: los espejos, las carreras gritadas de Ellie, sus despertares sobresaltados…

El juego de dualidades es constante: el sueño y la realidad, la doble moral y los dos Sohos nocturnos en dos épocas diferentes. La dirección artística consigue enlazar ambos mundos de forma orgánica: la ambientación, los decorados y una puesta en escena muy cuidada logra atmósferas impactantes.

Thomasin McKenzie y Anya Taylor-Joy están impecables. Los trabajos de los departamentos de vestuario, maquillaje y peluquería contribuyen a mostrar el estado mental de las dos protagonistas, así como los paralelismos que se establecen entre ellas. La veterana Odile Dicks-Mireaux vistió la impresionante miniserie Chernobyl y dos películas tan poderosas como An Education y Brooklyn.

Última noche en el Soho está cargada de estímulos, colores vibrantes y neones que hacen muy difícil apartar los ojos de la pantalla: está diseñada para entretener y cautivar al espectador, consciente de que lo que se cuenta tiene poca sustancia. Hay numerosas preguntas sin respuesta o respondidas a bote pronto.