Un mundo normal

Un mundo normal: En plena anormalidad

· La película es un grito, un oportuno y estridente desahogo ante un mundo falto de personali­dad. Ernesto exagera, pero ello no significa que le falte ra­zón.

Ernesto Alterio da vida a Ernesto, artista en crisis. Re­cién divorciado, no sabe ocuparse de su hija adolescente, más madura que él. Escritor y director de teatro, se encuentra bloqueado, no sabe qué hacer, pero rechaza diversas ofertas de trabajo para televisión por considerarlas faltas de interés. Discute con su hermano, un gran pianista, al que reprocha su «convencionalidad». Cuan­do recibe la noticia de que su madre ha fallecido, re­cuerda que le prometió «tirarla al mar», no las cenizas si­no el cuerpo entero, y decide cumplir su promesa aunque tenga que robar el cadáver y saltarse una docena de leyes.

Han pasado veinte años desde El Bola y diez de su úl­tima película –Todo lo que tú quieras-, y Achero Mañas vuelve a rodar y vuelve a causar una muy grata im­presión. Un mundo normal es un grito, un oportuno y estridente desahogo ante un mundo falto de personali­dad. Ernesto exagera, pero ello no significa que le falte ra­zón. Se enfada, especialmente con las personas que le apre­cian y le quieren bien, pierde los papeles… pero su cau­sa es la correcta.

Un mundo normal es una película muy difícil de equi­librar y por ello Achero Mañas la plantea como un road movie: se embarca en una furgoneta y marcha con el cadáver de su madre hacia la playa. Le acompaña su hi­ja, que ha decidido no dejar a su padre hacer el loco. Y se suceden diversas aventuras y diversos descubrimientos que los enriquecen.

La película no es redonda, ni mucho menos, pero avan­za bien entre la semi locura de Ernesto y la sensatez de su hija. El espectador reconoce que, con todos sus erro­res, hay algo de razón: un grito contra la mediocridad y el conformismo reinante que ahogan la personalidad, el pensamiento y -en definitiva- la libertad.

Para sacar esta pequeña locura adelante, Mañas se en­cuentra la pareja Gala Amyach–Ernesto Alterio, que fun­ciona de maravilla. Con todas sus imperfecciones, Un mun­do normal se ve muy bien.

No deja de tener gracia que esta tremenda historia que plantea de una forma descarnada el afán de vivir bien y ser coherente, de amar y ser amado, de pedir per­dón… llegue en un momento en que nos ofrecen un re­torno a la «normalidad».