Un plan irresistible

· Stewart utiliza muchos clichés: el urbanita frente al hombre de campo; el sofisticado frente al espontáneo; las ideas preconcebidas frente a la realidad.

Un plan irresistible: Todo vale en la política

Un plan irresistible cuenta la historia de Gary Zimmer, estratega de la campaña electoral de Hillary Clinton que ve cómo su cliente pierde las elecciones, y que descubre -o eso cree- la solución a sus problemas en Deerlaken, un pueblecito olvidado en Wisconsin. Zimmer ha localizado en youtube un vídeo en el que Jack Hasting, granjero y coronel retirado, defiende a una serie de inmigrantes sin papeles. La América profunda siempre vota republicanos, pero si convence a Jack que se presente como alcalde para el partido demócrata las cosas podrían cambiar… Gary Zimmer se traslada a Deerlaken para ganar a Jack Hasting para su causa.

Jon Stewart, cómico norteamericano que ha tenido un importante programa semanal durante dieciséis años, escribe y dirige su segunda película mientras declara que está mucho más cómodo detrás de la cámara que delante de ella. Yo lo prefería delante. Lo que cuenta en esta película lo habría contado con más gracia y algunas improvisaciones en televisión. Con un guion cerrado para la pantalla grande tendría que tener la experiencia de Frank Capra (Juan Nadie) para hacer algo grande con ideas que no son nuevas y un público que sí tiene mucha información sobre elecciones y partidos políticos. El resultado es una comedia apañada que critica el funcionamiento de los partidos y las campañas políticas, su cinismo y la desconexión de los profesionales de la política con el ciudadano de a pie.

Stewart utiliza muchos clichés: el urbanita frente al hombre de campo; el sofisticado frente al espontáneo; las ideas preconcebidas frente a la realidad. La película gana emoción cuando Faith Brewster, estratega del partido republicano, se da cuenta de las maniobras de Gary Zimmer para ganar al coronel Hasting y se propone neutralizarlo. Ahí Stewart consigue su mejor momento al mostrar lo absurdo de estos manipuladores de Washington. Ese duelo debería haber sido más explotado, pero la película solo muestra que los dos partidos utilizan las mismas (malas) artes con la misma falta de escrúpulos.

Steve Carrell es una acertada caricatura del cínico estratega y de sí mismo. Chris Cooper borda la imagen de hombre de pueblo, sencillo y leal. La película resulta correcta pero sin sorpresas y bastante plana.