Un verano en Ibiza: Sosa, sosa película

Un verano en Ibiza | Philippe es un podólogo madurito -sesenta años-, aburridísimo, divorciado desde hace mucho tiempo y que, por algún capricho del destino, se ha vuelto a enamorar y es correspondido. La agraciada en cuestión es una divorciada que tiene dos hijos adolescentes. Con el sano afán de ganarse a estos chicos -que tienen enfilado al novio de mamá-, Philippe los acompaña de vacaciones a Ibiza.

Dos actores franceses con gran talento, Christian Clavier (Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?) y Mathilde Seigner (Cartas a Roxane), son incapaces de levantar un guión soso y plagado de tópicos sobre la familia moderna, el conflicto generacional, las vacaciones, Ibiza, los viejos roqueros y demás; haciendo un esfuerzo llega al humor escatológico, y apenas fuerza una sonrisa.

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Un verano en Ibiza fue rodada íntegramente en la isla balear, convirtiéndose en el tercer mejor estreno del año de una cinta francesa, superando los 102.000 espectadores en su primer día en la cartelera del país galo. Un dato curioso: el rodaje llegó a durar cinco semanas y además contó con la mano de obra de 120 técnicos y de cerca de 1.500 extras, lo que generó unos gastos en las islas Pitiusas valorados en más de dos millones de euros.

Ficha Técnica

  • Fotografía: A. Lemort
  • Montaje: Philippe Bourgueil
  • Música: Sylvain Goldberg
  • Duración: 90 min.
  • Público adecuado: +14 años (S)
  • Francia, 2019
  • Distribuye en cine: A Contracorriente
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Reseña
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Fernando Gil-Delgado
Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.
un-verano-en-ibizaUn guión soso y plagado de tópicos sobre la familia moderna deja una película con poca gracia