Una vida mejor: Realista y descarnada

Una vida mejor cuenta la tremenda aventura de Yann (Guillaume Canet), cocinero francés, y Nadia (Leïla Bekhti), camarera libanesa, inmigrante y madre soltera de un niño de 9 años. Yann, en el paro, conoce a Nadia, se enamoran y rápidamente inician una relación.

Juntos sueñan con un futuro mejor y proyectan un negocio propio: si pudieran comprar esa casa y convertirla en su propio restaurante… Con buen ánimo emprenden la aventura, se endeudan y las cosas se tuercen repetidamente.

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Cédric Kahn (Tedio, Roberto Succo), ha escrito y dirigido una película dura, en la línea del cine social francés, que se aproxima a una historia familiar con un pequeño toque optimista; si bien se aleja del atroz pesimismo de sus anteriores films, Khan ha realizado una cinta tan realista y descarnada que causa desasosiego, a la vez que arremete contra el sistema capitalista que frustra el sueño sencillo de muchos: una familia, un trabajo, un hogar.

Se le puede reprochar que la historia, por su finalidad, es bastante maniquea, la suerte se ceba sistemáticamente sobre el pobre Yann, y el detalle positivo final está igualmente forzado. Por otra parte, aunque Guillaume Canet hace un grandísimo trabajo, su personaje, histérico, no despierta la simpatía del público.