Voces

· Tras unos cuantos cortometrajes interesantes, Ángel Gómez Hernández debuta en el largo con esta película, una obra de terror canónica.

Voces: Terror auditivo

Daniel, Sara y Eric, su hijo de 9 años, se han mudado a un antiguo caserón dotado de un amplio jardín. Tienen la intención de restaurarlo y revenderlo. Lo que no saben es que esa casa es conocida por los lugareños como «La casa de las voces». Eric se da cuenta rápidamente de que algo intenta comunicarse con ellos. Sus padres creen que el chico está alterado por el traslado hasta que Daniel también oye algo y se pone en contacto con un especialista en fenómenos paranormales.

Tras unos cuantos cortometrajes interesantes, Ángel Gómez Hernández debuta en el largo con esta película, una obra de terror canónica. No es una cinta redonda, ni mucho menos, pero no cabe duda de que el director apunta maneras: maneja bien la cámara y conoce a fondo los entresijos del cine de terror. El arranque es notable, el final está logrado; entre medias, desgraciadamente, el guion flaquea: recurre a una serie de despropósitos y clichés sosos que incluyen las imaginarias cárceles de la inquisición y secretos ocultos… que se encuentran en segundos con Google. Afortunadamente Ramón Barea (@buelos) y Ana Fernández (La novia) consiguen hacer creíble lo más increíble y salvar los principales baches del guion.

Disparates aparte, los amantes del género pueden disfrutar de una película de bastante buena factura con alguna secuencia realmente brillante, por ejemplo cuando los protagonistas comparten plano con fantasmas que no ven, pero que sí perciben desde otro lugar sus compañeros, gracias a una cámara térmica o, hacia el final, la secuencia de los dibujos que aportan la clave del misterio.