World Trade Center

World Trade Center: Una conmovedora historia mal contada

Solo 20 personas lograron salir vivas de entre los escombros del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. Dos de los últimos supervivientes fueron el sargento John McLoughlin y el agente Will Jimeno, que habían entrado en las Torres para colaborar en la evacuación de los edificios. Fueron rescatados casi 24 horas después del brutal atentado terrorista. El recuerdo y el cariño a sus familias, la fe en Dios y el coraje de los que participaron en el rescate lograron sacarlos con vida de un infierno de muerte, cemento y acero.

World Trade Center personaliza el drama del 11-S recorriendo las trágicas horas que vivieron estos dos policías y sus familias. El planteamiento del veterano cineasta Oliver Stone (Alejandro Magno), quizás por primera vez en la carrera de este clásico nihilista, es alentador. Lo resume bien Nicolas Cage, que interpreta al sargento McLoughlin: “Esta historia demuestra que algo positivo salió de ese profundo pozo de tristeza”.

Stone ha tenido entre las manos un buen material -una durísima y conmovedora historia- para rodar la que podría haber sido “la” película sobre el 11-S. Y digo podría en pasado, porque no lo ha hecho. Es sorprendente que Stone haya confiado el guión de este proyecto a una escritora novel, Andrea Ber­loff, que no ha sabido encontrar el tono adecuado y que ha construido una película rota en la que, a pesar de la fuerza de los hechos, cuesta entrar.

Es sorprendente desaprovechar a actores de la talla de Nicolas Cage, Maria Bello o Maggie Gyllenhaal (y sigue siendo culpa del guión). Es sorprendente la pobreza de la banda sonora (Craig Armstrong es un buen compositor para Baz Luhrmann, no para Oliver Stone) Pero sobre todo, son sorprendentes algunas decisiones de realización y montaje (y aquí parece que el primerizo es Stone y no la pobre guionista). No se entiende que, con una historia que conmueve por si sola, se recurra a flash-backs coloreados, repetitivas cámaras lentas o insertos rudimentarios que, si fuera otra película, darían risa.

En definitiva, y misterios del cine, Oliver Stone ha hecho, con una magnífica historia y un encomiable planteamiento, una mala película.