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American Crime Story: El pueblo contra O.J. Simpson

Las constantes alternativas que va tomando el juicio demuestran que la realidad supera sobradamente a la ficción

American Crime Story: El pueblo contra O.J. Simpson | Circo, justicia, derecho

Persecuciones, pruebas falsas, recusaciones de miembros del jurado y una colección de trapos sucios filtrados a la prensa hicieron del juicio a O.J. Simpson un espectáculo en toda regla, que llegaron a seguir en directo 150 millones de telespectadores. Hasta el presidente Clinton tuvo que hacer una declaración pública por la repercusión del caso. No solo se juzgaba a una célebre estrella deportiva, un exjugador de fútbol americano acusado de doble homicidio; era la propia sociedad estadounidense la que se estaba poniendo sobre el estrado, para ver cuestionada sus principales carencias y contradicciones.

Los creadores de esta serie, Scott Alexander y Larry Karaszewski, eran conocidos y reconocidos por ser los guionistas de películas emblemáticas como Man on the Moon o Ed Wood. Pero la campaña promocional se centró en etiquetar la miniserie como una obra de Ryan Murphy, productor ejecutivo, director de cuatro capítulos y uno de los nombres más conocidos de la televisión norteamericana gracias a creaciones vitrióli­cas y tendenciosas como Nip/Tuck, Glee o American Horror History. Desde el primer capítulo, queda claro que American Crime Story suponía un perfil distinto del Ryan Murphy de las series citadas.

The show must go on

El desarrollo del caso tal y como se cuenta en la miniserie es vibrante, adictivo. Y lo es, gracias a un guion que expone con agudeza las ventajas y los inconvenientes del derecho penal norteamericano y de su praxis judicial. También se analiza con profundidad el peligro de mediatizar los juicios hasta convertirlos en reality shows, donde los abogados se convierten en estrellas de un espectáculo populista. Un show donde no importa tanto la verdad, como la victoria, que pasa por la manipulación del público, del que está en la sala acompañando al jurado y del que está en casa, eso tan peligroso que se llama opinión pública, tan proclive a ser manipulada.

Las constantes alternativas que va tomando el juicio demuestran que la realidad supera sobradamente a la ficción. La ventaja es que el caso de O.J. Simpson está suficientemente documentado en archivos audiovisuales como para constatar que lo que cuenta la serie fue así; tan estrafalario, cómico o trágico como nos lo muestran. Salta a la vista que los realizadores de la serie han estudiado muchas horas del juicio: la recreación es muy buena y respeta las etapas del proceso. Verosimilitud que va acompañada de una narración muy amena, sin caer en la superficialidad, sin descuidar el tono reflexivo. Es excelente la audaz planificación, muy centrada en la historia. La música y el diseño de producción (especialmente el vestuario y el maquillaje) ayudan a la solidez del relato.

American Crime Story: Casting espectacular, interpretaciones sobresalientes

Sarah Paulson (12 años de esclavitud, Mud) ganó con toda justicia el Globo de Oro a la mejor actriz en miniserie por su interpretación de la fiscal Marcia Clark. En su trabajo hay emoción y contención, el arco de transformación del personaje es primoroso. Cuba Gooding Jr. cumple con nota la difícil tarea de dar vida a O.J. Simpson, un deportista de élite que también fue actor de cine y una estrella del espectáculo deportivo. John Travolta y Courtney B. Vance interpretan con mucha credibilidad a Robert Shapiro y Johnnie Cochran, los sucesivos abogados que lideran la defensa de Simpson.

Hay dos personajes que representan más que ninguno los daños colaterales del caso: Robert Kardashian, el mejor amigo de O.J. Simpson y uno de sus abogados, por una parte; y el abogado de la acusación particular Christopher Darden, que siendo de raza negra se atreve a ponerse enfrente de Simpson, al que apoya un altísimo porcentaje de la población negra de Estados Unidos, harta de casos de abusos contra personas de su color por parte de la Policía. Gracias al peso que adquieren en la historia y a la veracidad que transmiten en pantalla David Schwimmer (Urgencias, Friends) y Sterling K. Brown (This is Us, Person of interest), la serie adquiere una complejidad y objetividad muy meritoria. Por último, Kenneth Choi retrata al polémico juez Lange Ito con un rigor admirable: el asombroso parecido, la gestualidad y la manera de hablar.

A esta miniserie de 10 episodios le seguirán otras dos: una sobre el huracán Katrina que asoló Nueva Orleans en 2005 y otra sobre la muerte del modisto Gia­nni Versace, asesinado en Miami en 1997. Ryan Murphy seguirá ligado a estos dos proyectos, al igual que los principales intérpretes de la primera temporada.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU.
  • Dirección: Ryan Murphy, Anthony Hemingway, John Singleton
  • Fotografía: Nelson Cragg
  • Música: Mac Quayle
  • Duración: 1 temporada (10 capítulos de 50 minutos)
  • Emisión en España: Netflix
  • Público adecuado: +16 años
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