Away: Rumbo a Marte

La doble ganadora del Oscar Hilary Swank lidera el re­parto de esta serie de 10 capítulos producida por Netflix y creada por Andrew Hinderaker, que había trabajado como escritor en Penny Dreadful, Puro genio y The Path. Un viaje tripulado a Marte se dispone para el despegue. Los astronautas son la comandante ameri­ca­na, un indio, una china, un ruso y un británico. El tre­men­do coste del proyecto justifica la colaboración entre los principales países del mundo. Conciben el viaje como una manera de demostrar que es posible regenerar la vida en un planeta muerto. De algún modo, se trata de ex­perimentar allí lo que posiblemente sea necesario hacer aquí, en nuestro planeta, en las zomas desérticas, si el deterioro medioambiental sigue avanzando a marchas for­zadas.

El primer capítulo lo dirige el veterano Edward Zwick (Tiem­pos de gloria) y es, con mucho, el mejor de los diez de una hora que integran la producción. La presentación de personajes ayuda a comprender que el guion ha de­cidido jugar con el arriba-abajo, con el ahora-antes que adoptarán el discurso múltiple (por cuatro), pero pri­mando la trama de Emma Green y de su marido Matt, tam­bién astronauta y uno de los principales controlado­res de la misión desde Houston. La hija adolescente, Ale­xis, tendrá un espacio muy relevante en la dinámica dra­mática de la historia.

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Se consolida el convencimiento de que el formato mi­ni­serie de 10 capítulos es el más rentable para lograr im­pacto y enganchar al espectador, sin abrumarlo con tem­poradas largas. Por otro lado, es un modelo que proporciona a la plataforma la ventaja de poder contar con gran­des estrellas que probablemente no admitirían estar más tiempo en una serie. Las plataformas necesitan pro­ducto nuevo porque el ansia enfermiza de novedad se ha apoderado del negocio. Cosa bastante ridícula, espe­cial­mente cuando te encuentras personas que no han vis­to series excelentes porque se estrenaron hace diez o vein­te años y se quejan de que lo reciente les interesa me­nos…

Away tiene un buen diseño de producción y las inci­den­cias propiamente espaciales tienen fuerza y empaque. Ar­gumentalmente hay detalles que sorprenden co­mo las peripecias afectivas de la quinceañera Alex. Alguno podría alegar que la historia no tiene esas derivas tru­culentas tan propias de bastantes series recientes. Yo no lo veo como un demérito, más bien lo agradezco: cuen­tan una historia en la que la aventura y el riesgo se conjugan con la vida personal de cada tripulante.

Los cam­bios de personajes están bien montados de ma­nera que proporcionan claves para entenderlos mejor y valorar la manera que tienen de relacionarse con los tripulantes de la nave. Josh Charles (Matt) cumple muy bien con su papel y supone un sólido enganche con la tierra. Swank está muy bien, aunque los excesos la­crimógenos de su personaje son sencillamente innece­sarios y, en buena medida, poco creíbles. Sobra una ton­ta escenita sexual y se cae en varios estereotipos al ser­vicio del melodrama en el personaje de la tripulante chi­na y el indio. Sorprende la naturalidad con la que se re­trata la religiosidad de varios personajes, en la nave y en la Tierra.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU., 2020
  • Dirección: Bronwen Hughes, Edward Zwick, David Boyd, Charlotte Brändström
  • Fotografía: Brian Pearson, David Boyd
  • Música: Will Bates
  • Duración: 1 temporada (10 capítulos de 60 minutos)
  • Emisión en España: Netflix
  • Público adecuado: +16 años
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