Charité: Guerra Fría

Charité: Guerra Fría | Berlín, 1961

Tercera entrega de la serie alemana producida por la ARD (televisión pública fundada en 1950) y los estudios UFA. La Charité, el célebre hospital berlinés fundado en 1710, se enfrenta el 13 de agosto de 1961 al sorpresivo levantamiento del Muro de Berlín, que linda exactamente con sus instalaciones. Llamado Muro de Protección Antifascista en la RDA y Muro de la Vergüenza en la RFA, esa construcción de 45 kilómetros partía por la mitad la antigua capital alemana.

Con inteligencia, los guionistas de la serie no caen en la tentación de desviar el foco hacía las cuestiones políticas y siguen centrados en la vida de un hospital universitario de enorme prestigio donde trabajan algunos de los médicos e investigadores más prestigiosos de Europa. Nuevamente es una mujer, la doctora Ella Wendt, una internista recién llegada al hospital que quiere seguir investigando la detección precoz del cáncer, quien se coloca en el centro de la historia. Wendt tendrá que ganarse la confianza de los compañeros y de las enfermeras, especialmente del patólogo forense Otto Porkop.

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Unos actores formidables liderados por la excelente Nina Gummich y un diseño de producción muy cuidado -el vestuario es una maravilla- permiten que la serie tenga una gran verosimilitud, teniendo en cuenta que los protagonistas existieron y fueron médicos de enorme prestigio. El guion maneja unos conflictos muy interesantes y variados, que priman la faceta profesional sobre la familiar. Los apuntes sobre la vida cotidiana en un hospital universitario y el trato reverencial que los alemanes prestan a los profesores son muy oportunos. En este sentido, esta temporada es aún mejor que la segunda, ambientada en la Segunda Guerra Mundial.

«Esto no es una historia sobre la República Democrática Alemana», ha declarado la directora Christine Hartmann. «Ahora, con el paso de los años, sabemos qué pasó realmente, pero en ese momento había personas convencidas de que ese régimen les conduciría a una mejor situación. Tuve claro que no quería contar la historia desde el punto de vista que tenemos hoy. Eso hubiera sido arrogante».

La serie es muy amena y desprende una elegancia que ya nos gustaría para producciones históricas similares de otros países. Su complemento puede ser la maravillosa película Bárbara (Chistian Petzold, 2012).