Cristóbal Balenciaga

Cristóbal Balenciaga: Corto de tela

La última producción española para Disney+ ha suscitado una gran expectación. Esta miniserie, dirigida por Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga (Loreak, La trinchera infinita), contiene algunos ingredientes que permitían augurar cierto éxito: el protagonismo del modisto español en el universo de la alta costura, la discreción y el enigma que siempre han rodeado al personaje y, por último, la belleza que caracterizó a sus creaciones.

La trama se articula a modo de gran flashback al hilo de la entrevista que Balenciaga concedió a la revista The Times en 1971, y abarca el periodo de tiempo comprendido entre 1936, cuando Balenciaga se traslada a París y abre la Maison Balenciaga, hasta 1968, cuando decide cerrarla ante el cambio imparable de la moda y de la sociedad del momento. A través de 6 capítulos, el biopic se centra en los esfuerzos de Balenciaga por encontrar su estilo y hacerse un hueco en el exigente mundo de la alta costura.

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El gran acierto de la serie es centrar la historia en el desarrollo de Balenciaga como creador, resulta muy interesante entender su personalidad obsesiva y perfeccionista vinculada a su idea de la moda, y al mismo tiempo conocer los cambios culturales e históricos a los que se enfrentó: la escasez de la guerra y la ocupación nazi, el surgimiento de la publicidad, la aparición de nuevos rivales como Dior y Givenchy, y muy en especial el cambio generacional que supuso la nueva mentalidad de los años sesenta y el Prêt-à-porter. Se comprenden así algunas de sus grandes decisiones vitales y la coherencia que encerraba su moda. El episodio del traje de la reina Fabiola es especialmente emblemático por su historicidad, y recuerda, en el modo de estar construido, a algunos de los mejores pasajes de The Crown (salvando las distancias).

Sin embargo, a pesar del tono elegante y de la cuidada producción, el resultado final no pasa del notable. El guion no termina de funcionar, los saltos a la infancia resultan algo maniqueos a la hora de comprender la biografía de Balenciaga, y las narraciones del presente también son algo torpes. La interpretación de Alberto San Juan no convence por ser demasiado atormentada e histriónica en sus arrebatos pasionales, ni tampoco las de secundarios como Wladlzo o Ramón. Y la serie pivota sobre ellos.

El interés por la condición homosexual de Balenciaga tiene un peso desigual, más explícito en los primeros capítulos y sutil en el resto. Este afán tan contemporáneo por ahondar en las prácticas privadas de sus protagonistas desdice del tono al que la serie aspira, en parte porque el propio personaje mantuvo su vida privada en una enorme reserva, y también porque su interés resulta nimio en contraste con las otras cuestiones que plantea la trama. La relación con otros grandes diseñadores como Chanel, Dior o Givenchy, su actividad en España o, incluso, ahondar más en la evolución de su estilo son algunos hilos narrativos que se quedan sueltos, para gran decepción del espectador.