El barco

Globomedia utiliza la fórmula de El internado saltando de un género a otro: de la ciencia-ficción a la comedia juvenil fugada de cerebro pasando por escenas de acción y repostando en el género de aventuras

El barco (2011)

El barco: Aquí sólo falta Chanquete

¿De que va El barco? Es la típica pregunta que en este caso no resulta fácil responder. Los creadores de la serie son los mismos que Los hombres de Paco, una producción que empezó siendo cómica y acabó en policíaca con telón de fondo satánico. Cosas de la tele: la serie no se veía y fue mutando hasta enganchar con el público y llegar a la novena temporada. Además Los hombres de Paco fue la primera en ser colgada en abierto en internet en la web de Antena 3.  Así empezó una relación con el público muy peculiar que ha llevado a que las series se conviertan en muchos casos en un carrito llenado con los contenidos que la audiencia decide y vota en twitter, foros, etc.

Aunque empezó su emisión en enero de 2010, la serie El barco no ha hecho más que zarpar. Cuando aún estamos a mitad de la segunda temporada, uno de sus creadores Álex Pina ha afirmado que veremos 150 capítulos «como mínimo». La audiencia está respondiendo con una media de más de 4 millones de espectadores, cifra similar a la que está obteniendo el estreno de ficción más importante de Antena 3 este trimestre: Gran Hotel. A estos datos hay que sumar el éxito de las producciones cinematográficas de la cadena como Tres metros sobre el cielo, Los ojos de Julia o Fuga de cerebros.

Con estos datos Antena 3 se acerca a TVE (Águila Roja, Cuéntame), aunque sin superarla, algo que sí consigue sobradamente en su competencia con Telecinco que no deja de sumar decepciones en 2011: Ángel o demonio, Homicidios, Punta Escarlata, Piratas, etc.

En el Fin del Mundo no hay que ponerse trágicos

El barco cuenta la historia de la tripulación superviviente del buque Estrella Polar. Después de una espectacular tormenta (acabado con una elipsis de lo más cutre: se acaba el dinero, pues nada fundido en negro y ya es de día, hace sol y todos contentos), el capitán del barco descubre por medio de la información que le llega de un satélite que la Tierra ha desaparecido. En medio de un inmenso océano el barco navega buscando tierra superviviente mientras no dejan de suceder hechos sorprendentes que recuerdan de manera llamativa a escenas de Titanic, La tormenta perfecta, Alien, Los pájaros, El código Da Vinci2012, Frankestein… Para poner en pie este proyecto se ha rodado en Madrid y en alta mar, utilizando el Bergantín-goleta Cervantes Saavedra, un antiguo buque faro de 48,5 metros de eslora. Esto hace que en muchos momentos la serie tenga el aspecto de una superproducción del mejor cine de aventuras.

A este cocktail hay que sumarle los innumerables conflictos sentimentales con el tono habitual de las series españolas: es decir, poco matizados y muy sexualizados. Sin ser Física o Química (no hay tanta escena de sexo explícito), abundan los personajes monotemáticos como Piti, De la Cuadra o Salomé. También hay un cura, uno más que se une a la galería de sacerdotes lelos, sin fe, solidarios eso sí, pero que tardaran poco en colgar la sotana ante la sonrisa de la primera niña mona.

Como cualquier serie que se precie, la banda sonora es un constante hilo musical que recuerda con demasiada insistencia a Los hombres de Paco (los compositores son los mismos). Eso sí la gran ventaja es que aquí no tenemos que aguantar canciones de Pereza o El canto del loco. Por ahora, claro.

Hay que reconocer que los creadores y guionistas de la serie saben cómo manejar el timón para que la acción no decaiga y se toquen las teclas necesarias para todo tipo de públicos. De esta manera enganchan al público más infantil con el personaje de Valeria, la hija pequeña del capitán (interpretado por Patricia Arbués, que ya hizo un papel calcado en El internado). Ella y su amigo Burbuja (un náufrago adulto y autista que descifra los principales misterios de la serie y que está muy bien interpretado por Iván Massagué) dan el enfoque más ingenuo y mágico a la serie. El publico adolescente femenino tiene su cuota de pantalla con los interminables amores en los que sobra uno: Gamboa, Ulises y Ainoa, Palomares, Vilma y Piti, etc. En este sentido el rey de la colina es Mario Casas (Ulises, anda que el nombre también), que una vez más se interpreta a sí mismo como el chico del soba fresh, rebelde con causa pero en el fondo el novio ideal, tan hipermusculado como Rafa Nadal, de buen corazón, voz susurrante e intensa, ideal para un anuncio de Calvin Klein.

Creer lo increíble: ¡that is the question!

Una de las apariciones estelares de la serie es la de Belén Rueda en la segunda temporada. Su personaje consigue algunos de los mejores momentos de la serie con un giro ocurrente que desgraciadamente acaba por desmadrarse al final. Y es que el principal problema de la serie es que, reconociéndole la ambición de tomarse en serio y ser distinta, un diseño de producción generoso (a veces canta la falta de presupuesto en los efectos especiales pero no le vamos a pedir a Globomedia que se disfrace de Light and Magic) y algunas buenas interpretaciones de Juanjo Artero, Belén Rueda, Irene Montalá… la serie es inverosímil en demasiados momentos. No es tan fácil hacer Lost o The Walking Dead. La ciencia ficción utiliza trampas pero hay que saber esconderlas, algo que aquí no sucede. La supervivencia del Estrella Polar resulta demasiado increíble ante la acumulación de plagas, abordajes y tormentas que curiosamente dejan al buque inmaculado.

Esta credibilidad se resiente aún más en los conflictos dramáticos que se estiran una y otra vez para que la serie siga avanzando a ritmo de share. Hay que desconectar demasiadas neuronas para entender personajes como Ainoa (la hija del capitán, interpretada por Blanca Suárez). ¿Qué hace una hija con el hombre que amenaza a su padre y a sus mejores amigos a punta de pistola? Lógicamente, cinco minutos después, acostarse con él. ¿Qué hace un sacerdote que acaba de resucitar después de recibir la descarga de un rayo que dejaría tieso al mismísimo Homer Simpson? Levantarse, colgar la sotana y perder la fe. ¿Qué harías si te quedases encerrado en una cámara frigorífica? Blanca Suárez y Mario Casas lo tienen claro, quedarse en ropa interior. ¿Y cómo van los marinos de un buque serio y profesional? En tirantes y pantalón cortito que sólo se lo quitan a la hora de la ducha (que como todo el mundo sabe son duchas mixtas, nada de diferenciar género que el cuerpo militar es uno, grande y libre).

Por no hablar del personaje de Julia Wilson, la científica que ha colaborado en la destrucción del planeta y todo el mundo adora con devoción, empezando por el capitán del barco que esta enamorado desde el momento en que la conoció. Total, todos cometemos un error en la vida: unos se dejan destapada la pasta de dientes y otros se equivocan en la fórmula del acelerador de partículas y acaban con la vida humana en el planeta Tierra. Son cosas que pasan.

¿Pero entretiene, no? Si uno acepta que de la chistera más que un conejo lo que salga sea un parque temático… puede. Al menos un tiempo. A mí, me hacen falta un poco más de verosimilitud y unos personajes a los que pueda comprender. Me los encuentro con frecuencia en el cine español, pero en películas que no son muy taquilleras. En series españolas actuales no están: los esperamos…

Ficha Técnica

  • País: España, 2011
  • Dirección: Fernando González Molina, David Molina Encinas, Jesús Colmenar, Sandra Gallego
  • Fotografía: David Arribas, Fernando Teresa, Javier Castrejón, David Reviejo
  • Montaje: Raúl Mora, Azucena Baños, Manuela Díaz, Verónica Callón
  • Música: Iván Martínez Lacámara, Manel Santisteban
  • Duración: 75 min.
  • Productora: Globomedia
  • Cadena de emisión: Antena 3
  • Estreno en España: 17 de enero de 2011 (primera temporada, 13 capítulos), 8 de septiembre de 2011 (segunda temporada, 17 capítulos)
  • Publico adecuado: +18 años (Lenguaje Crudo, Sexo, Algunas escenas de  violencia)
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