El incendio

El incendio: Sospechas e hipótesis

El incendio comienza con un accidente de coche que es inmediatamente obviado para pasar a mostrar la vida y fiesta en una localidad escocesa; la cámara se entretiene particularmente en dos parejas y sus hijos, Tom y Kate Kendrick por una parte, Jess y Steve por otra. El ambiente idílico saltará por los aires -muy literalmente- poco después: esa misma noche se produce un incendio en la casa de los Kendrick, Steve acude inmediatamente para ayudar y logra salvar a Tom; Kate y sus tres hijas fallecen. La horrible noticia sacude al pueblo, tanto más que todo parece señalar que no se trata de un accidente sino de un acto premeditado, lo que pone en marcha una serie de oscuras revelaciones y sospechas.

El incendio es un thriller psicológico; se trata de explicar las razones de aquel horror, y también las de la policía y los vecinos para sospechar de unos u otros, de ahí que la directora, Lynsey Miller, elija el flash back como recurso narrativo para jugar con el espectador: mientras va desvelando el mundo interior de los protagonistas, mundo más confuso y oscuro de lo que parecía, provoca sospechas e inquietudes por igual, aclara y confunde a la vez, y avanza hacia la explicación final después de haber derrumbado varias hipótesis que ella misma ha provocado.

Se trata de un juego inteligente, favorecido por lo lineal que es la historia, centrada en la tragedia y la investigación policial; favorecido también por la interpretación de los mismos, excelentes todos ellos, pero donde destaca de modo especial Anna Madeley.

La historia es de Daisy Coulam, escritora y productora británica, cuya carrera va a más (Grantchester), y que parece orientarse cada vez más en la línea oscura de P. D. James, que en la más desenfadada de Agatha Christie, sus modelos. La historia tiende pues a descubrir en todo el mundo rincones llenos de suciedad, lo que no es para batir palmas.