El tiempo entre costuras: Buen patrón y buena factura
El tiempo entre costuras triunfa en los premios IRIS de la Academia de Televisión. Mejor ficción, dirección, producción, dirección de fotografía e iluminación, dirección de arte y escenografía, música y actriz (Adriana Ugarte).
El tiempo entre costuras puso el remate el pasado lunes a las aventuras de la modista-espía Sira Quiroga, dejándonos uno de los más espléndidos diseños de serie y la sensación de que la ficción televisiva patria entra en fase de maduración.
Con un buen patrón -el bestseller de María Dueñas-, traspasado a guión casi al calco, y una factura de superproducción, la serie de Mercero marca un antes y un después. La cuota de pantalla entorno al 26% y 5 millones de espectadores muestran que cuando las cosas se hacen bien el público responde.
Antena 3 ha rentabilizado el éxito de la producción de Boomerang TV creando todo un fenómeno mediático a su alrededor: generando expectación sobre su estreno, acompañando de un making of cada capítulo y preparando el final con una intensa programación televisiva. Pero no todo ha sido juego limpio. Antena 3 ha lanzado su órdago haciendo coincidir la emisión de su serie con el horario de otra grande –Isabel, de TVE- y ha abusado de la publicidad, con bloques interminables insertados en los momentos más inoportunos.
El éxito de El tiempo entre costuras se debe a la mezcla de géneros romántico, aventurero y negro; y a un estilo original y elegante, que elude arengas políticas, recurso fácil demasiadas veces utilizado en ficciones de época de guerra y posguerra con base en hechos reales. A esto hay que unir un vestuario de lujo con cuatrocientos trajes a medida y mil quinientos más alquilados en Madrid, Londres y Roma; localizaciones en tres países sin decorados ni platós, con más de doscientos cincuenta escenarios diferentes dotados de atrezzo de época -entre ellos, decenas de coches antiguos-; la maravillosa fotografía de Juan Molina; cien personajes y dos mil figurantes, y sobre todo una joven actriz –Adriana Ugarte (Hospital Central, La señora)- que ha sabido encarnar a la protagonista con naturalidad y evolucionar con ella, como personaje y como intérprete, a la que acompaña un coro de secundarios a su altura. Todo rodeado y sublimado por la eficaz música de César Benito (Vive cantando, Los protegidos).
Con este marco, desmerece el conjunto un último capítulo con marras y nudos demasiado visibles. La responsabilidad hay que repartirla entre los guionistas, la dirección de actores y la novela de María Dueñas, que deja demasiados cabos sueltos. Justo es reconocer el esfuerzo de los guionistas por acrecentar la tensión narrativa en los dos capítulos finales, con secuencias nuevas como la del pétalo de orquídea o el robo del microchip, etc., y por cargar de sangre fría y cinismo al malo-malísimo de Da Silva (Filipe Duarte). Pero el parcheo de las escenas de acción, con persecuciones de cartón piedra y un secuestro poco creíble, el desconcierto inverosímil del personaje de Marcus Logan (Peter Vives) en el duelo final de identidades, el contraste de la acción con la pausa de las secuencias dialogadas, excesivamente explicativas, y la falta de química entre los dos enamorados, lastran el final de la serie.
Además, quedan tramas abiertas y la pregunta en el aire sobre personajes que se habían hecho muy queridos para los espectadores. La novela lo medio resuelve con la voz en off de Sira narrando qué pudo haber ocurrido a aquellos seres que pasaron por su vida. La serie, en cambio, recurre en los créditos finales a momentos estelares del pasado. Quizá hubiera sido más eficaz aventurar, a modo de flash, un final para esos personajes, como hace la novela, y dejar así con buen sabor de boca a los espectadores. Aun con todo, es mucho mejor el final de la serie que el de la novela.
El tiempo entre costuras tiene algunos otros desequilibrios, que también son heredados. De los tres escenarios en que se desenvuelve la acción -Marruecos, Madrid y Lisboa- tras la presentación del personaje de Sira y el detonante de su amor pasional por Ramiro, el Norte de África es, sin duda, el más atractivo. Por el marco exótico, por el dramatismo de la situación y por esos secundarios mencionados -el comisario Vázquez, Candelaria, Félix, Jamila, Rosalinda Fox, Dolores, madre de Sira– muy bien desarrollados tanto en relación con la protagonista como en su propia trama. En Tánger y Tetuán están contenidas la esencia de la historia y el núcleo de la transformación de Sira de costurera a espía en Madrid -la parte más redundante, repetición del esquema: taller-misión-reporte-nueva misión- y la resolución en Lisboa con los peligros que entraña y los desajustes finales mencionados.
La empatía con el personaje de Sira Quiroga -con sus aventuras y desventuras mitad novela negra mitad novela amorosa, que acaparan el 90 por ciento de las secuencias- es lo que sostiene el interés a lo largo de los capítulos. Adriana Ugarte hace, sin duda, un esforzado papel que seguramente marcará también un antes y un después en su carrera profesional.
Ficha Técnica
- Creador: Ignacio Mercero,
- Guion: Carlos Montero, Alberto Grondona, Susana López Rubio, María Dueñas,
- Intérpretes: Tristán Ulloa, Francesc Garrido, Adriana Ugarte, Raúl Arévalo, Carlos Santos, Alba Flores, Peter Vives, Hannah New, Mari Carmen Sánchez, David Muro,
- País: España, 2012
- Dirección: Ignacio Mercero, Norberto López Amado, Iñaki Peñafiel
- Argumento: Adaptación de la novela homónima de María Dueñas
- Duración: 1 temporada (11 capítulos de 70 minutos)
- Productora: Boomerang TV
- Emisión en España: Antena 3. Entre el 21 de octubre de 2013 y el 20 de enero de 2014 (5 millones de telespectadores)
- Calificación: +16 años