Gremlins: Los secretos de los Mogwai

Gremlins: Los secretos de los Mogwai | Gizmo en acción

Si recuerdan la deliciosa película de Joe Dante y Chris Colombus (1984), todo comenzó en el pequeño comercio de un chino, Sam Wing, propietario -más bien custodio- del pequeño gremlin. La nueva serie, también producida por Steven Spielberg, comienza décadas antes, en 1920, cuando el anciano señor Wing tenía diez años y creía que las historias que le contaba su abuelo no eran más que cuentos. El joven Sam encuentra y debe proteger a Gizmo (y a toda su aldea de gremlins) del malvado señor Greene, un brujo, que desea utilizarlo para dominar  el mundo. Sam, en compañía de Elle, una hábil ladronzuela, harán un largo y peligroso viaje de Shanghai al misterioso valle de Jade.

La serie, obra de Tze Chun -guionista de Gotham y de Érase una vez– tuvo un largo y lento desarrollo por causa de la pandemia, lo que le ha conferido un acabado especial. Gremlins: Los secretos de los Mogwai se dirige a un público familiar, pero guarda el espíritu original que mezcla el humor y el terror. Los padres de Sam son superprotectores, pero el abuelo anima continuamente al chico a salir de su zona de confort. Los dos personajes principales han sido desarrollados con primor: Sam y Elle son absolutamente opuestos. El desarrollo de su relación, de la hostilidad declarada a la profunda amistad, será el motor de la historia.

Por lo demás, el viaje lleva a los héroes a encontrar numerosos «monstruos» y «dioses» del folclore oriental tratados con primor y respeto; la animación mezcla los efectos CGI con un delicado acabado, sombras, tintes y colores.

En definitiva, una precuela modélica, que no desmerece de la obra original.