Juego de Tronos 7: Más trono y menos juego
· Juego de Tronos 7 progresa con una trama doble convergente en la que los personajes, en su mayoría, reaccionan con algo que se llama humanidad, heroísmo, ideales.
Ha terminado la séptima temporada de Juego de Tronos. La más corta, con 7 capítulos. Para los que leyeron lo que escribí sobre la serie al finalizar la cuarta temporada, es innecesario repetir sus virtudes como producción de alto presupuesto, con una cuidada puesta en escena, que imagina una Edad Media con cínicos personajes y tramas culebrónicas donde toda atrocidad tiene su asiento. Castillos, espadas, impresionantes paisajes, despelote lascivo con cronómetro y diálogos de cloaca.
En la séptima temporada, la espectacularidad en localizaciones, figurantes y secuencias de acción es mayor que nunca. Entre los defectos, se han corregido dos de los mayores: por una parte, reducir ostensiblemente las raciones de pornografía, sadismo y lenguaje obsceno; por la otra, se evita la dispersión argumental eliminando personajillos grotescos que tenían su momento de gloria comportándose como bastardos tarantinianos, en una reunión de antiguos alumnos, tras agotar las existencias de alucinógenos.
Parece como si los guionistas, libres de las novelas de Martin, hubiesen dado un vistazo muy rápido al ensayo de Adam Zagajewski titulado En defensa del fervor, donde se leen cosas como ésta: «Hay autores que usan la ironía para azotar la sociedad de consumo, otros luchan contra la religión o la burguesía. A veces la ironía expresa algo más: la desorientación en medio de una realidad plural. A menudo, simplemente encubre la pobreza de pensamiento. Porque si no se sabe qué hacer, lo mejor es volverse irónico. Después, ya veremos».
Durante muchos capítulos Juego de Tronos ha sido un insulto a la inteligencia, una macarrada hortera que convertía en espectáculo la abyecta lucha por el poder de unos personajes brutales. En la séptima temporada, la historia progresa con una trama doble convergente en la que los personajes, en su mayoría, reaccionan con algo que se llama humanidad, heroísmo, ideales. Hay más trono y menos juego.
Claro, memos nunca faltan ni faltarán. Ahora tienen megáfonos digitales y se quejan, con un sí pero no. Quieren, parece, más diálogos de estercolero como ese de la muralla ante el ataque de los de la joven reina rubia, a los de la venenosa reina pelirroja, donde se despliega, perdonen, la brillante y osada y muy inteligente teoría de la verga, tan conocida: todo en la vida es manejo de verga. Los dos actores (Nikolaj Coster-Waldau y Jerome Flynn) tienen una cara que es un poema y parecen decirse con los ojos: «¿quién es el imbécil, el tarado que ha escrito esta basura?».
Total, que Juego de Tronos camina hacia el final. Y a los que han llegado hasta aquí, todo les ha gustado mucho y están entusiasmados contándose lo que acaban de ver.
A mí me ha gustado, sin entusiasmo. No me creo (narrativamente hablando) casi nada. La séptima entretiene y está bien rodada. La secuenciación serial (la progresión dramática) ha sido bastante buena. Hubo más fervor y menos cinismo. La belleza salió ganando.
Ficha Técnica
- Creador: D.B. Weiss, David Benioff,
- Guion: David Benioff, Vanessa Taylor, D.B. Weiss, Bryan Cogman, Jane Espenson, George R.R. Martin, Gursimran Sandhu, Dave Hill, Ethan J. Antonucci,
- Intérpretes: Nikolaj Coster-Waldau, Lena Headey, Conleth Hill, Carice van Houten, Aidan Gillen, Peter Dinklage, Maisie Williams, Emilia Clarke, Nathalie Emmanuel, Sophie Turner, Kit Harington, Liam Cunningham,
- País: EE.UU. (Game of Thrones, 2011)
- Música: Ramin Djawadi
- Duración: 7 temporadas (7-10 capítulos de 50-60 minutos)
- Emisión en España: HBO, Movistar+
- Público adecuado: +18 años (VX-D)