Nobel

Nobel: Noruegos por el mundo

Erling, un experimentado militar de operaciones es­pe­ciales, vuelve de Afganistán. Aquello ha sido compli­ca­do porque no han ido a repartir caramelos sino a fre­nar la financiación del terrorismo internacional por unos se­ñores de la guerra que llevan siglos viviendo del opio. Los militares noruegos encerrados en su fuerte, co­mo to­dos los militares destinados allí, han tenido que in­ter­venir en misiones varias, que han incluido la protec­ción al minis­tro de asuntos exteriores que ha visitado a caciques locales para lograr un acuerdo que permita coo­perar en asuntos varios, incluyendo la extracción de pe­tróleo y la actuación de una ONG que quiere ayudar a la población local. Johanne, esposa del militar, es la je­fa de gabinete del ministro, antes vinculada a la ONG.

Los noruegos siguen haciendo series bastante buenas en las que resulta interesante lo que cuentan y lo cuentan muy bien. Grandes actores interpretan a personajes bien construidos y desarrollados, con tramas familiares y profesionales que tienen un recorrido apasionante.

Nobel transita entre Afganistán y Oslo con soltura, hi­lando una historia de secretos y mentiras entre políti­cos y empresarios en las que se ven involucrados milita­res, que reciben órdenes que no siempre son fáciles de cum­plir sin dejar las ordenanzas en pie y sin maltratar las reglas de enfrentamiento. La obediencia debida tiene lí­mites.

Contar cosas de lo que ocurre en esta serie es destrozarla. Así que no les cuento nada. Me parece mejor que las estupendas Occupied y Operación Telemark. Las tres ha­cen un planteamiento de producción muy inteligente que aporta solidez y espectacularidad sin necesidad de inversiones desmesuradas. Las tramas familiares son muy buenas: la relación con el padre del militar está muy bien llevada, como el trato con su hijo. Los actores no son buenos, son muy buenos, teniendo en cuenta el ma­nejo de tres lenguas.

Los trabajos de fotografía (planificación, iluminación, movimientos de cámara) y montaje son de alta calidad. Los cineastas nórdicos manejan el thriller con una sol­tura envidiable. Los ocho capítulos son un acierto y ad­vierto que el primero y el último son extraordinarios. No hay rellenos y la acción se desarrolla con un sentido del ritmo muy logrado.

Hay que tener en cuenta que Noruega es un país pequeño y que el noruego no es una lengua de fácil acceso: con esas limitaciones series como Nobel tienen mucho mé­rito porque se venden muy bien a otros países.