Obi-Wan Kenobi

Obi-Wan Kenobi: Entre McGregor y Guinness

Debía haber sido un largometraje de empaque, a imagen de Rogue One y de Han Solo. Claro que el éxito de esta última decidió que la historia acabara siendo una miniserie. Con todo, Obi-Wan Kenobi es una historia de Star Wars. Han pasado diez años tras la masacre de los jedis y de aquel épico combate entre Obi-Wan y su discípulo Anakin Skywalker, que terminó en la casi muerte de este último. Obi-Wan lleva el peso de su fracaso -la corrupción de Anakin– y del avance imparable del Imperio. Angustiado, lleva una existencia modesta y solitaria en el planeta Tattooine, dedicado a vigilar de lejos a Luke y a evitar a los inquisidores (maldita palabra), secta que busca y elimina a los jedis que quedan. Uno de ellos, Reva, está empeñada en capturar al célebre Obi-Wan Kenobi.

Vistos los tres primeros capítulos se pueden sacar algunas conclusiones. El ritmo es mucho más lento que el de Mandalorian o el de Boba Fett. La producción tiene empaque y, por muchos detalles que a uno no le gusten, es parte de la saga Star Wars de pleno derecho. Además, la banda sonora incorpora el tema de Obi-Wan compuesto ex profeso por John Williams, que es excelente. McGregor no tiene dificultad para retomar a Obi-Wan después de… veinte años. Su personaje está a medio camino entre aquel marchoso jedi que entrenaba a Anakin Skywalker e interpretó él mismo, y aquel otro que entrenó a Luke Skywalker e interpretó sir Alec Guinness. Se trata de una historia casi crepuscular, con tono melancólico y llena de alusiones a lo que fue y a lo que será. Esto último es importante, pues sabemos perfectamente que Obi-Wan tiene que sobrevivir otros diez años para entrenar a Luke y enfrentarse otra vez a Darth Vader.

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Ese corsé y el origen de la trama son un fuerte hándicap, pero también pueden ser su fuerza pues, así como los dos primeros capítulos solamente anunciaban una historia amable y correcta, el tercero va a más y promete nuevas mejoras. Ojalá se cumplan. La historia de Obi-Wan tiene un gran potencial que puede salir a flote. Deborah Chow, que dirigió algunos episodios de The Mandalorian, puede llevarla a buen puerto sin problemas.