Star Wars: Tripulación perdida

Star Wars: Tripulación perdida | Un viraje clásico

Estamos en un mundo pacífico y aburrido, siglos después del fin del imperio. Wim es un niño ligeramente apocado, que sueña con aventuras protagonizadas por los míticos y desaparecidos Jedi. Su mejor amigo es Neel, pequeño, gordito (es un niño elefante), muy tímido. De camino al colegio se encuentran con las chicas Fern y KB (algo cyborg esta niña), que suelen ignorarlos o despreciarlos. Por casualidad, este particular día, los cuatro se acercan a lo que podría ser la entrada de un viejo templo Jedi, que resulta ser una vieja nave que los lleva a… algún lugar de la galaxia.

Es el inicio de una gran aventura: ¿cómo volver a casa? ¿Cómo sobrevivir en un mundo hostil del que no saben nada? ¿Se puede confiar en alguien? Los cuatro niños vivirán grandes aventuras y aprenderán mucho acerca de sí mismos en un extraordinario viaje. Encontrarán un dudoso aliado en un curioso y atormentado bribón, medio criminal, medio Jedi, y en un viejo y averiado robot que sirvió a un pirata galáctico.

- Anuncio -

Después de varios decepcionantes spin-offs del universo Star Wars, Disney ofrece una historia simpática, atractiva y para todos los públicos. No cabe duda de que es una aproximación al cine familiar clásico de Disney. Creada por Christopher Ford y Jon Watts (responsables de los últimos Spider-Man), evoca el mundo clásico de los piratas desde el más próximo (Los Goonies, hasta La isla del tesoro), sin olvidar nunca que estamos perdidos en el espacio.

Nada más comenzar asistimos a un “abordaje” espacial. El robot averiado, M33, recuerda a Long John Silver, aunque el personaje fundamental es Jod Na Nawood, interpretado por Jude Law, auténtico Silver, por su mezcla de ternura, aprecio por los niños, y de auténtica villanía. Consigue mantener el equilibrio y resultar, como su modelo, atractivo a pesar de todo. Tiene un final similar a aquél. Demuestra, como si hiciera falta, que un actorazo del nivel de Law aporta mucho a una serie o película. Los cuatro niños están bastante bien, principalmente porque son muy distintos. Conviene aceptar el físico de Neel, niño elefante del universo Star Wars que, a pesar de su simpatía y logros, no deja de chirriar.