Stranger Things 4

Stranger Things 4: De Indiana a California

Han pasado seis meses desde aquella noche en que Once volvió a salvar al mundo, Billy perdió la vida y Hooper desapareció. La memoria colectiva de Hawkins recuerda tan solo un pavoroso incendio en el que fallecieron varias personas. Joyce se ha trasladado a California con Will, Jonathan y Once, a quien adoptó. El grupo de inseparables se ha separado y las divisiones continúan: Lucas quiere incorporarse al grupo molón del instituto y triunfar en baloncesto, mientras Dustin y Mike siguen jugando a D & D con los frikis del instituto. Mientras tanto, en California, Once sufre un terrible acoso escolar por parte de las barbies locales. En estas surge una nueva amenaza de un mundo paralelo, Vecna, que solo podrá ser derrotada si los chicos permanecen unidos.

Hay que decirlo inmediatamente, Stranger Things 4 no es tan buena como las anteriores. Tampoco está mal, pero los hermanos Duffer ya tuvieron bastante con realizar una gran serie y repetir faena en dos ocasiones. La cuarta temporada tiene momentos buenos y algunos fallos. Vayamos por partes. Los chicos han crecido y aquellos encantadores críos de hace seis años, por más que se empeñen las cámaras y los guionistas, no deberían seguir en el instituto. Cuando hablan de temas serios, Mike, Will y Once están fuera de lugar. Cuando están en plena acción vuelven a ser los de siempre. Por otra parte, hay demasiados personajes a los que se da mucha cancha, y las subtramas se multiplican. Algunas interesan mucho y otras menos, otras muy poco. Decepciona el episodio del cautiverio soviético del pobre Hooper.

La mayoría de estos problemas tienen su origen en la longitud de los capítulos: todos de más de una hora, el primero pasa de noventa minutos (el noveno, pero eso ya es el volumen dos, más de dos horas). Si se hace un ejercicio de adelgazamiento y se redujera la temporada a capítulos de 40 minutos tendríamos una cuarta temporada al nivel de las anteriores. Ciertamente más oscura y violenta que las otras, como corresponde a una historia con protagonistas casi adultos en una aventura que hace homenaje a Pesadilla en Elm Street.

Dicho esto, sigue siendo un placer ver a este grupo en pantalla, y todos esos guiños nostálgicos a los años ochenta.

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