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Sucesor designado

Consciente de que tiene una historia que da poco de sí, Guggenheim la desarrolla con habilidad, la frena, do­sifica la tensión

Sucesor designado

Sucesor designado: Chocolate con churros

· El punto de partida de Sucesor designado da paso a 21 episodios en los que la trama política de iniciación del presidente por sorpresa, se mezcla con la investigación sobre el atentado por una agente del FBI.

Hay series con la que nos ocupa que hablan de la in­teligencia de Netflix como plataforma de consumo de se­ries on line. Inteligencia para saber vender una serie aje­na (produce ABC) escrita por un tipo que, después de estudiarse lo mucho (excelente, bueno, regular, malo y malísimo) que se ha producido sobre heroicos presiden­tes norteamericanos, sabe desarrollar una historia sin es­peciales aspiraciones que entretiene y mueve a buscar el ca­pítulo siguiente.

Hemos tenido presidentes sometidos a conspiraciones, ata­ques terroristas y demás tramas más trilladas que los cam­pos de Castilla (House of Cards); y el creador de Sucesor designa­do lo sa­be. El punto de partida (el acceso inesperado al poder del secretario de Vivienda, Tom Kirkman, tras un atenta­do sin precedentes) da paso a 21 episodios en los que la tra­ma política de iniciación del presidente por sorpresa, se mezcla con la investigación sobre el atentado por una agente del FBI y el reto para la familia de Kirkman, ca­sa­do con una abogada comprometida con la defensa de los derechos civiles. Se van sumando personajes que van apor­tando hilos a una telaraña resistente que no es guapa que encante ni fea que espante…


David Guggenheim, que firmó los guiones de dos thri­llers no especialmente logrados, El invitado y Contrarreloj, demuestra oficio porque sabe que está trabajando con arquetipos y que el circo que monta no tiene especiales atractivos.

Consciente de que tiene una historia que da poco de sí, Guggenheim la desarrolla con habilidad, la frena, do­sifica la tensión, marca un tempo que vaya logrando que un target amplio se vaya interesando. Todo con escuadra y cartabón, pero con oficio.

Netflix entregó según su praxis habitual los 10 primeros capítulos de una tacada, para luego hacer un parón e ir dosificando a capítulo por semana. Muy inteligente. Más, si se tiene en cuenta que la serie la produce ABC, que la emite semanalmente desde el 21 de septiembre.

Porque, seamos sinceros, dos capítulos seguidos de Su­cesor designado empujan al abandono del común de los mortales que tengan una suscripción a Netflix (si la tie­nen a Movistar, más). Porque la era de la superabun­dancia seriéfila hace que inmediatamente pienses que, si le dedicas tiempo a una producción de medio pelo, se lo quitas a una buena que se acaba de estrenar o que no viste en su momento y está a un clic… En cambio, si programan un capítulo a la semana…

En el desarrollo, Guggenheim y su equipo se dan cuen­ta del riesgo de la dispersión y aniquilan la trama fa­miliar, obvian las subtramas que amagan y apuntan pe­ro no van a más… Y eso es sabio, aunque su­ponga per­der a Natascha McElhone. O puedes conseguir que vayas tolerando a un personaje tan plasticoso co­mo el de la agente Hannah Wells (Maggie Q) porque te lle­va a unos derroteros interesantes y hasta cierto punto ines­pe­rados.

En suma, no todo van a ser series gourmet. Unos churros con chocolate, con el protagonista de 24, una vez por semana, gustan a mucha gente. Por cierto, el choco­la­te y los churros se hacen en Toronto, Canadá. Debe sa­lir más barato.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (Designated Survivor, 2016)
  • Fotografía: Adam Suschitzky, Cort Fey, Colin Hoult, Jeffrey C. Mygatt, Michael Storey, Darran Tiernan, M. David Mullen
  • Música: Sean Callery
  • Duración: 1 temporada (21 capítulos de 40 minutos)
  • Emisión en España: Netflix
  • Público adecuado: +16 años
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