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The Big Bang Theory, de Chuck Lorre y Bill Prady

Desde Friends no veía­mos una comedia televisiva con tanto ingenio en sus chistes, con un timing y unas si­tuaciones tan conseguidas: The Big Bang Theory es un festival de gags visuales

The Big Bang Theory

The Big Bang Theory: De superdotados y otras especies

Desde Friends no veía­mos una comedia televisiva con tanto ingenio en sus chistes, con un timing y unas si­tuaciones tan conseguidas. The Big Bang Theory es un festival de gags visuales.

«Todo nuestro universo estaba en un esta­do denso y caliente. Y luego hace casi 14 mi­llones de años la expansión empezó. Es­pera… La Tierra se empezó a enfriar. Los se­res autótrofos empezaron a babear».

Así comienza cada capítulo de The Big Bang Theory. Al principio, parece una canción tranquila decorada con dibujos coloris­tas, pero tras las dos primeras frases el rit­mo se dispara y en menos de 25 segundos recorremos la Historia de nuestro plane­ta, del mono a Einstein para luego volver al principio de todo: el Big Bang. Con esta car­ta de presentación se prepara al especta­dor para la alta velocidad de una sitcom que va de chiste en chiste sin solución de con­tinuidad, con la ciencia como principio y final de todo, como manera de reflejar que los excesos de la inteligencia humana pue­den provocar seres interplanetarios.


Con más de 17 millones de audiencia en Es­tados Unidos, The Big Bang Theory es una comedia de situación producida por Warner y rodada en los estudios centrales de esta ma­jor, en Burbank, a 20 kilómetros de Los An­geles. Su humor inteligente y la creativi­dad de sus guiones han hecho que desde su estreno haya duplicado la audiencia que ob­tuvo en la primera temporada.

Desde su estreno en septiembre de 2007, es­ta sitcom no ha dejado de incrementar el número de seguidores (la mayoría de ellos están en­tre los 18 y 45 años, es decir, el más interesan­te para conseguir ingresos pu­blicitarios). Su humor inteligente y la crea­tividad de sus guiones han hecho que des­de su estre­no haya duplicado la audiencia que obtu­vo en la primera temporada (en torno a los 8 millones). No es raro por tan­­to que la CBS haya confirmado a mitad de la emisión de la 5ª temporada que habrá dos más.

Pasadena no está tan lejos de la Tierra Media

The Big Bang Theory centra su argumento en las peripecias de cuatro jóvenes cientí­ficos tan inteligentes como torpes en la vi­da social. Trabajan en el California Ins­ti­tu­te of Technology, el célebre CalTech con se­de en Pasadena. Sus rutinas están muy mar­cadas por sus distintas aficiones: la cien­cia ficción, los cómics, los videojuegos, la Tierra Me­dia de J.R.R. Tolkien, los últimos adelan­tos en fí­sica, robótica, informática, etc.

Entre ellos destaca Sheldon Cooper (interpretado por un divertidísimo Jim Par­sons, ganador de dos Emmys y un Globo de Oro en 2010 y 2011), físico teórico, el más in­teligente y peculiar, aprensivo y suscepti­ble, categórico, lleno de manías y temores. Aunque los creadores de la serie lo niegan, Sheldon es un perfil típico de síndrome de Asperger (un autismo que combina ge­nialidad, obsesión y fobia social). Le acom­pañan Leonard Holftadter (Johnny Ga­lecki), físico experimental, con diferencia el más terrícola de los cuatro, Raj Koo­tra­ppali (Kunal Nayvar), astrofísico indio, es­pecialmente tímido con los demás sobre to­do si son mujeres, y Howard Wolowitz (Si­mon Helberg), un vanidoso ingeniero judío obsesionado con el sexo, dominado por una madre histérica y superprotectora de la que sólo oímos sus gritos, ya que casi nunca sale de su casa y apenas de su propia habi­tación.

Estos cuatro personajes comparten un apar­tamento y son vecinos de Penny (Kaley Cuo­co), una actriz frustrada, camarera por obli­gación y cansada de cambiar constantemen­te de pareja. No tiene ningún interés cien­tífico (como dice sarcásticamente Sheldon: «Es un auténtico chimpancé»), pe­ro tiene buen corazón e intenta «socializar» a sus vecinos frikis. Rubia, atractiva e impul­siva, simpática y desenvuelta, es la antí­tesis, a nivel físico e intelectual, de sus ve­cinos.

El conflicto entre estos cinco personajes es constante pero, en el fondo, hay una ver­dadera amistad entre todos ellos: cada cual es muy suyo, muy autónomo, pero forman un gru­po y sus vidas se van entrelazan­do.

Los creadores de la serie son dos hombres de televisión, desde hace más de 20 años lle­van produciendo y escribiendo producciones co­mo la exitosa Dos hombres y medio. The Big Bang Theory es con diferencia su mejor traba­jo y probablemente la sitcom más lograda hoy en día (Cómo conocí a vuestra madre es, quizás, la que más se le acerca). Y es que, desde Friends (1994-2004), no veía­mos una comedia televisiva con tanto ingenio en sus chistes, con un timing y unas si­tuaciones tan conseguidas, pletóricas de gags visuales, con esa generosa ración de slapstick, el imprescindible ingrediente de una comedia de situación que quiera ser bri­llante.

Genios de babero y biberón

The Big Bang Theory también hace una crí­tica mordaz a la deficiente educación que en muchos casos reciben los niños super­dotados, reducida muchas veces a una ins­trucción de destrezas intelectuales que des­cuida otras facetas de la personalidad. De ahí, provienen muchos de los chistes de es­ta sitcom, que ridiculiza cómo cuatro cien­tíficos con un curriculum apabullante, pier­den los papeles y se descontrolan por un nuevo cómic de Batman o por una servi­lleta usada por Leonard Nimoy (el actor mun­dialmente conocido por su interpretación del capitán Spock en la saga de Star Trek). La descripción de las madres de Wo­lo­witz y Leonard es minimalista pero sensacio­nal, en dos brochazos traza una educación torpe y distante, eminentemente traumá­tica en la vida real pero de lo más eficaz pa­ra arrancar la carcajada del espectador.

El vestuario y el diseño de producción es otro elemento muy bien utilizado para defi­nir el divertido carácter alienígena de sus per­sonajes: el uso trasnochado de la pana, los carteles y demás merchandising de cómic con los que decoran su casa, el colorido de sus camisas, los jerseys de pico y cami­setas de cuello alto hacen que cada uno ago­te su especie con una moda de otro tiem­po y otro planeta. Las pocas fiestas a las que son invitados los cuatro científicos son visualmente tronchantes por cómo van in­voluntariamente «disfrazados» y cómo se com­portan.

Por otro lado, The Big Bang Theory es muy hábil para esquivar los tópicos. La rubia es guapa y no demasiado inteligente, pe­ro tiene momentos de lucidez y de sarcas­mo sutil ante los sofisticados pero tre­men­damente infantiles ataques dialécticos de sus vecinos. Sus reacciones ante las ex­cen­tricidades de sus vecinos son muy ingenio­sas y dan un tono de ternura y de­sen­fa­do a la historia. Wolowitz está obsesionado por el sexo, pero no llega a ser un mono­te­má­tico supersalido. Raj Kootrappali (hay que reconocer que los nombres de los per­so­najes son sensacionales) es indio pero de­testa la comida india. Estos matices y la originalidad del argumento de cada capítulo hacen que la serie no canse a pesar de lle­var casi 100 capítulos haciendo reír a millo­nes de personas.

Sin negar los logros reseñados, es eviden­te que hay capítulos que se exceden con la sal gruesa, especialmente algunos con tramas en las que los protagonistas son Pe­nny y Wolowitz. Sin tratarse de una serie ju­venil recurrentemente sexualizada, parece claro que en esa materia esta sitcom es frí­vola y superficial, digamos que con un ni­vel similar al de Friends. Pero, al menos, no aprovecha -como han hecho o hacen otras comedias- para lanzar mensajes sublimi­nales políticamente correctos. No hay que perder de vista que esta sitcom la emite CBS, una cadena en abierto, sometida a la jurisdicción de la FCC (The Federal Co­mu­ni­cations Comission), que tiene normas sobre la emisión de contenidos obscenos o inde­centes, especialmente en horario infantil, entre las 18 y las 22 horas.

Aunque es algo que se puede predicar no sólo de The Big Bang Theory, sino de toda bue­na sitcom, quizás sea bueno recordar algu­nas señas de identidad del formato. Su cor­ta duración, 20 minutos, hace que su con­sumo sea fácil y desengrasante, ayuda a des­cansar y a pasar un rato divertido sin in­vertir demasiado tiempo. Por otra parte, el espectador conoce bien a los personajes y se va encariñando con ellos, especialmen­te con alguno de ellos. Los protagonistas tie­nen rasgos muy marcados y evolucionan po­co, de alguna manera «esperamos que sean como son, como suelen ser». Las come­dias de situación manejan el cristal y el es­pejo: retratan la realidad cotidiana y nos re­flejan, aunque sea en una versión exagera­da o deformada. De alguna manera, vemos con agrado una comedia de situación por­que alguna vez hemos tenido comportamien­tos similares o los hemos presenciado. La sitcom busca que el espectador se ría con los personajes, que se ría un poco de sí mis­mo, en situaciones que le resultan relati­vamente familiares. De ahí que, con frecuen­cia, se usen las risas enlatadas para crear ritmo y ambiente distendido y buen ro­llista. En el caso de The Big Bang Theory, la pregunta para entender mejor su éxito es sen­cilla: ¿quién no tiene un amigo o un com­pañero de trabajo friki?

Ficha Técnica

  • País: EE.UU., 2007
  • Dirección: Mark Cendrowski, Peter Chakos, Anthony Joseph Rich, Howard Murray
  • Fotografía: Steven V. Silver
  • Montaje: P. Chakos
  • Música: Benson Taylor
  • Duración: 5 temporadas (97 capítulos) de 21 minutos
  • Producción: Warner para CBS
  • Distribución DVD en España: Warner, las tres primeras temporadas (32,99 € cada una)
  • Emisión en EE.UU.: CBS (comenzó el 24.9.2007. La última temporada arrancó el 22.9.2011)
  • Emisión en España: Antena 3 / Neox (comenzó el 12.7.2008)
  • Calificación: Mayores de 16 años (sexo incidental, lenguaje crudo incidental)
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