The Good Wife: La corona de los King
The Good Wife. En el último tercio de la primera temporada se lo creyó, se gustó y despegó. Empezó bien y ha ido a más. La próxima será la 5ª temporada.
Alicia Florrick ha cumplido los 40. Está casada y es madre de dos hijos adolescentes, Zach y Grace. Estudió Derecho en Georgetown con brillantes resultados y ejerció como abogada, pero abandonó para ocuparse del hogar y dejar que fuera su marido, el Fiscal del Estado de Chicago, quien triunfase en su carrera profesional.
El primer episodio de la serie -escrita por el matrimonio formado por Robert y Michelle King con la producción ejecutiva de los hermanos Ridley y Tony Scott para la cadena CBS- empieza con la rueda de prensa en la que Peter Florrick presenta su dimisión como Fiscal del Distrito por conducta inapropiada, al hacerse público que ha sido asiduo cliente de prostitutas, además de afrontar otros cargos por corrupción.
Alicia decide volver a la abogacía y pide trabajo en un importante bufete, Stern & Lockhard & Gardner. Su valedor será Will Gardner, cotizado soltero, compañero suyo en la etapa universitaria. Diane Lockhart es la experimentada socia directora, una mujer elegante, con mucha clase.
Mientras intenta ganarse el puesto en un entorno muy competitivo, después de 15 años fuera de ese ambiente, Alicia lucha por sacar adelante a sus hijos y se plantea la actitud que debe tomar frente a su marido, cuando después de su dimisión es enviado a prisión, a la espera de juicio.
En el despacho tendrá que luchar por su puesto con un joven abogado treintañero, Cary Agos, ambicioso e inteligente. Kalinda Sharma es una investigadora que trabaja en los casos del bufete. Eli Gold es el maquiavélico asesor de comunicación de Peter Florrick.
Éstas son las piezas principales de una serie cuyo título expresa a la perfección las intenciones dramáticas de un producto que, inicialmente, no parecía llamado a destacar. Y es que son muchas las series de abogados que se han hecho en la televisión norteamericana, con diversos tonos y planteamientos más o menos verosímiles. Y no son pocas las protagonizadas por mujeres. Sin ir más lejos, Ally McBeal, Boston legal y Damages.
Prototipo de serie que va a más
The good wife empezó bien, con fuerza. Es de esas series que en el último tercio de la primera temporada “se lo cree”. Es decir, una serie que funcionaba, pero que crece y sube de nivel, generando elogios en los comentaristas y los críticos de televisión, con un respaldo decidido de la audiencia. Algo parecido, salvando las distancias temáticas, a lo que ha ocurrido con Justified.
En la segunda temporada, The good wife ya era una serie de mucha calidad, rodada con un aplomo y una solvencia notables, con unos guiones brillantes, personajes muy bien definidos y unos conflictos dispuestos con gran habilidad. El final de temporada es muy difícil de superar.
La tercera temporada lleva la historia por unos derroteros creíbles sin traicionar el tono seguido hasta ese momento, una tarea ardua que sus creadores han resuelto con destreza, no en vano ambos tienen experiencia en series anteriores de temática jurídica. La manera en que encuentran talones de Aquiles afectivos para todos los personajes principales es un alarde de talento.
La estrategia de los King ha sido clara: juicios o arbitrajes autoconclusivos para cada capítulo, que se complementan con tramas más duraderas que tienen a Alicia como referente. En esas tramas se involucran de manera muy poderosa el resto de los personajes principales, incluidos los dos hijos de la protagonista. Los clientes del bufete se enfrentan a procedimientos judiciales variados, desde el asesinato, la responsabilidad civil de grandes compañías, defensa de la propiedad intelectual, patentes, abusos, etc. Los lazos con la realidad son continuos, valga el ejemplo del lastimoso escándalo Strauss-Khan.
La serie está terminando la tercera temporada con vigor y tensión, aunque hay tres capítulos (18-19-20) en los que hay un problema de tono verdaderamente acusado, jugueteando por primera vez con el dramedy (drama salpicado de elementos cómicos). The good wife se acerca a un capítulo final que intentará igualar los poderosos cierres de la primera y la segunda temporadas. Es interesante estudiar la manera en que sus creadores han sabido desarrollar una historia que, como suele ocurrir con las series en las que se mezclan trabajo, familia y luchas de poder, tienen un alto riesgo al manejar los puntos de giro bruscos que acaban en callejones sin salida o conducen al uso irritante del socorrido pero chapucero deus ex machina.
Aunque somos conscientes de las diferencias temáticas y de tratamiento, la referencia estructural más adecuada es nada menos que El Ala Oeste de la Casa Blanca. Obviamente, The good wife no se acerca a la excelencia de la serie de Sorkin, que no tiene rival y es, a nuestro juicio, la mejor serie dramática de largo recorrido (7 temporadas) de la historia de la televisión. Pero, en el panorama actual de la ficción dramática de gran grupo profesional, es la que más se acerca al nivel de The West Wing.
El casting es brillante. Los actores protagonistas están bien elegidos y mejor dirigidos. Tanto, que logran que al espectador le interese todo lo que pasa a cada uno de ellos. No hay apenas subtramas deleznables (las más flojas son las del hermano gay de Alicia y algunos vericuetos sentimentales de la promiscua investigadora Kalinda Sharma, un personaje en el límite de lo creíble) y los procesos judiciales civiles y penales son muy variados y sugestivos.
Van desfilando personajes invitados (jueces, abogados, clientes) que interactúan con los protagonistas de manera decididamente carismática (basten tres ejemplos: el maniobrero abogado que interpreta Michael J. Fox, el tenaz y puntilloso agente del Tesoro que encarna Bob Balaban, y la excéntrica y dispersa letrada Elsbeth Tascioni a la que da vida una divertida Carrie Preston).
La actriz protagonista, Julianna Margulies, ha ganado el Emmy y el Globo de Oro. Se hizo famosa en la serie Urgencias, interpretando a la novia de George Clooney. La inglesa Archie Panjabi (la investigadora Kalinda Sharma) ganó el Emmy a la mejor secundaria en serie categoría drama.
Una serie con estilo
La puesta en escena es elegante, los sets están muy bien iluminados. El vestuario y el maquillaje son excelentes. El tono es sutil y el nivel de escritura de diálogos es alto y potencia los gestos, las miradas, el lenguaje no verbal. El dinamismo de los juicios y los frecuentes cambios de escenario impiden el aburrimiento, en buena medida por el acierto de no ir más allá de los 42 minutos.
Los personajes no están exentos de bajas pasiones pero, salvo excepciones que las hay, se evita el sexo explícito y la grosería. Es una serie para adultos en la que no es frecuente esa incomodidad de otras que hacen gala de una tremenda rudeza.
El esmero fotográfico y musical, la calidad del montaje y unos guiones de esmerada construcción permiten el lucimiento de un gran elenco de actores a los que se ofrecen unos personajes enjundiosos enfrentados a situaciones relevantes.
El retrato antropológico es interesante, conecta con la actualidad y, aunque siempre hay exageraciones, el acercamiento a una de las enfermedades de la sociedad norteamericana, que podríamos llamar jocosamente “litigiosis aguda”, es entretenido e ingenioso.
Alberto Fijo
José Luis Terrón
Ficha Técnica
- Creador: Michelle King, Robert King,
- Guion: Ted Humphrey, Meredith Averill, Corinne Brinkerhoff, Todd Ellis Kessler, Leonard Dick, Keith Eisner, Courtney Kemp Agboh, Karen Hall, Barry M. Schkolnick, Steve Lichtman,
- Intérpretes: Julianna Margulies, Alan Cumming, Josh Charles, Archie Panjabi, Chris Noth, Cristina Baranski,
- País: EE.UU., 2009
- Duración: 4 temporadas (23 capítulos de 42 min.)
- Producción: CBS
- Emisión en EE.UU.: CBS (22.9.2009)
- Emisión en España: Fox
- Calificación: +18 años (X)