This Country

This Country: Entre pastos y riñoneras

Kerry y «Kurtan» Mucklove son dos primos veinteañeros, de físico antagónico, que comparten una vida marginal en un pequeño pueblo británico de una población muy envejecida. Con muy pocas aspiraciones vitales, su futuro se construye cada día en situaciones desternillantes e imprevisibles.

Los hermanos Cooper (Daisy May y Charlie) son los creadores, guionistas, productores e intérpretes de esta divertida peculiaridad. Ambos nacieron en Cirencester, una ciudad a 150 kilómetros de Londres. De sus recuerdos rurales de la infancia han creado una serie diferente, rodada en el formato de falso documental, que pretende reflejar esa combinación explosiva entre el aburrimiento diario y la escasez de luces intelectuales.

Los protagonistas de la serie se definen nada más aparecer en pantalla. Ella tiene un problema importante de sobrepeso y siempre se viste con camisetas de equipos de fútbol, él destaca por estar muy delgado, y llevar su pelo rubio con el flequillo centrado en busca de unos oyuelos que le hagan más atractivo. Los dos muestran con su gestualidad su hilarante simpleza y la necesidad que tienen por estar juntos en todo momento a pesar de discutir constantemente. Su existencia rural en eterno chándal genera situaciones de un humor muy ingenioso, construido con muchos detalles significativos de las diferentes localizaciones, algunas tan logradas como la caravana en la que vive en medio de la nada el padre de Kerry, en una vida dedicada a la queja y a jugar con simuladores virtuales en un ordenador pleistocénico.

This Country ha sido una de las grandes sorpresas de la televisión británica en los últimos años. Después de emitirse su primera temporada en 2017 en una plataforma secundaria de la BBC, la cadena valoró los 52 millones de visualizaciones de la serie y le dio la oportunidad de saltar a la «Premier» de la pequeña pantalla. En 2018 lograba los premios BAFTA a mejor comedia y mejor actriz principal superando a otras comedias de presupuesto mucho más elevado.

Los creadores de la serie saben medir un tono muy meritorio en el que hay más imaginación y talento que humor fácil y sordidez. Es muy difícil no conectar con estos jóvenes que caen simpáticos por la sencilla espontaneidad con la que conviven en un microcosmos tan particular y previsible. No son jóvenes en permanente estado de queja, sino más bien seres perplejos ante una realidad que les deja habitualmente boquiabiertos. El retrato social es logradísimo, y el divertimento es tan original como otras de las comedias más celebradas de los últimos años, las norteamericanas Portlandia o The Good Place, o las españolas Paquita Salas o Vamos Juan. Todas coinciden en el acierto en los diálogos y las milimétricas interpretaciones de personajes que podían ser ridículos y redundantes, y acaban por ser sencillamente encantadores y sorprendentes.