Hipócrates: El peso de la bata

Estupenda película de Thomas Lilti, 38 años. Un millón de espectadores en Francia. Estupenda historia, estupendo guion, estupenda realización. Un MIR llega a hacer su residencia al hospital donde su padre es jefe del servicio de medicina interna.

Las películas de médicos no se hacen para médicos, como las de policías no se hacen para policías. Leo que hay médicos franceses a los que ha enfadado la película porque dicen que vaya visión tercermundista… He preguntado a médicos españoles y me dicen que el ambiente de los MIR en muchos hospitales deja mucho, pero mucho que desear. Y también que es frecuente encontrase con médicos de otros países con mucha experiencia y edad madura que hacen la residencia junto a médicos del país con la carrera recién terminada. Me dicen que en España no hay comedores para Mires. Y podría seguir detallando cosas que me cuentan médicos de carne y hueso, porque he preguntado mucho, porque tengo bastantes amigos médicos.

Hipócrates es una película muy inteligente. Es la segunda de un director que cerró con ella la 53º Semana de la Crítica de Cannes el año pasado. Su director y guionista es médico e hijo de médico. Lo que dijo el realizador a su paso por el Festival de Gijón donde presentó la película en noviembre del año pasado no tiene desperdicio, a película vista o por ver.

«Es una ficción, pero cercana a la historia que yo pasé como médico, alejándome de House y otras series de televisión que no cuentan bien las cosas. Conozco bien los hospitales y quería contar a los franceses la situación, que debe ser muy similar a la de España debido a las dificultades derivadas de la crisis económica. He querido contar una historia política pero que fuera, al mismo tiempo, graciosa».

Verdaderamente  responde a esas claves y su formidable arranque es una declaración de intenciones. «Para esas situaciones cómicas me he inspirado en cosas que yo viví; la idea era que la película empezara con un tono de comedia para derivar hacia asuntos éticos, importantes».

Hipócrates: Ser ameno sin ser banal

Unos actores formidables ponen en pie un relato endiabladamente ameno pero, a la vez, igualmente sugerente, en que se ponen encima de la mesa asuntos de gran calado como el aprendizaje, el trabajo en equipo, la vocación, las dificultades de gestión de un hospital, los fallos, los aciertos, el uso de los recursos, las relaciones de los médicos entre ellos y con el director-gerente y con la dirección médica de un hospital, el trato con los pacientes y los familiares de los pacientes, la convivencia en una guardia, el riesgo del corporativismo y la sacralización del médico, las poses, el prestigio, el respeto, la deontología, los celos, las batallas interdepartamentales, etc., etc., etc.

La decisión de enclaustrar casi por completo la historia en el hospital y mantenerla ahí dentro, en cocción, toda la película es muy inteligente. Como lo es prescindir de subtramas. El casting es soberbio y la dirección de actores muy precisa.

No sé cuál será el procentaje en España, pero en Francia el 30% de los médicos son extranjeros. Lilti vertebra su historia sobre la relación entre el novato parisino y el veterano argelino y saca petróleo de ese recurso. Ciertamente, exagera en algunos giros, pero su película es magnífica (si alguien que me ha leído hasta aquí, piensa que es una película que solo disfrutarán los médicos, obviamente no me he explicado bien) y está sembrada de situaciones impagables (la mancha limpia, ese no me vuelvas a hablar en ese tono) escritas por cuatro guionistas muy bien coordinados.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Nicolas Gaurin
  • Música: Alexandre Lier, Sylvain Ohrel, Nicolas Weil
  • Duración: 102 min.
  • Distribuidora: Caramel
  • Público adecuado: +16 años (D).
  • Estreno en España: 8.5.2015

Hippocrate. Francia, 2014. 

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