Prisioneros: Una historia negra

El canadiense Villeneuve dirige con pericia un durísimo y oscuro thriller 

Un día de acción de gracias Keller y Grace Dover (Hugh Jackman y Maria Bello), van con sus hijos Ralph, adolescente, y Anna, de 9, a celebrar la fiesta en casa de sus vecinos, los Birch (Terrence Howard y Viola Davis), que también tienen dos hijos de edades similares. Después de comer, mientras los padres hablan y los hijos adolescentes ven la tele, las dos pequeñas salen a jugar. A la hora de despedirse, nadie sabe donde están las niñas; han desaparecido. Alertada la policía, el detective Loki (Jake Gyllenhaal), dirige la investigación, y desde ese momento Prisioneros es el crudo relato del sufrimiento y la tensión de las dos familias durante los días siguientes al secuestro, y los esfuerzos de un joven detective por recuperar a las niñas.

Denis Villeneuve (Incendies) ha realizado un thriller notable, en el que lo más importante no es descubrir quién lo hizo (el célebre wudunit), sino la narración de cómo aquel dramático suceso afectó a una serie de personas, padres, hermanos, vecinos, y policía. Emulando a Tolstoi, cada uno se enfrenta a la desgracia a su manera: las madres, con un silencio desgarrador; los padres, con una necesidad de actuar que llega a ser malsana y tiene terribles consecuencias; el detective, con una implicación muy superior a la que exige el cumplimiento de sus obligaciones… Villeneuve maneja los diferentes personajes y las diferentes actitudes trenzándolas como si de tramas diferentes se tratase, creando una interesante historia negra de carácter ético, sometiendo al espectador a un auténtico carrusel de emociones, sin llegar a revelar el destino de las niñas, cuya revelación pesa continuamente sobre los protagonistas y el espectador. La tensión no deja de aumentar en ningún momento, y la película -que es larga- no logra hacerse pesada.

El reparto es excelente, Maria Bello y Viola Davis son unas madres conmovedoras, Terrence Howard es grande en su papel de padre dolorido y vecino solidario, pero el peso de la cinta reposa sobre las espaldas del tándem JackmanGyllenhaal. El primero transmite decisión y desesperación por igual, el segundo realiza el papel de su carrera: un detective del que no sabemos casi nada -el casi es importante-, que aúna la competencia y seguridad en sí mismo con la compasión por clientes y la entrega a su tarea; alguien a quien da gusto ver en acción. Los dos personajes están en el mismo bando casi siempre, y sin realizar un duelo interpretativo ni pretender robar la escena al otro, mantienen un enfrentamiento dramático que llega a interesar más que la misma resolución del crimen. Es un acierto que el director haya puesto el trabajo del detective en el mismo plano que el de los familiares.

Prisioneros es una historia negra, también en la forma, la fotografía es de Roger Deakins (El Bosque); es dura y compleja; abundando en la sordidez el guionista Aaron Guzikowski introduce un oscuro personaje que -no podía ser menos- resulta ser un sacerdote católico, un adorno en esta complicada trama, pero da qué pensar; Hollywood parece empeñado en prevenir contra la gente que reza a Jesucristo. Es evidente que esta película tremenda no conviene a todos los públicos, pero es también una obra muy sólida, bien construida y con una penetración psicológica inteligente, muy superior a lo que estamos acostumbrados a ver.

Aquí puede verse la rueda de prensa que el director, la productora Kira Davis y el actor Hugh Jackman concedieron en el Festival de San Sebastián

Ficha Técnica

  • Fotografía: Roger Deakins
  • Montaje: Joel Cox, Gary D. Roach
  • Música: Jóhann Jóhannsson
  • Duración: 153 min.
  • Distribuidora: Warner
  • Público adecuado: +18 años (V+)
  • Estreno en España: 11.10.2013

Prisoners. EE.UU., 2013. 

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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.